Me río yo de la democracia

Hace ya mucho tiempo que la UE se parece cada vez más a la extinta URSS, sólo que a cámara lenta (llegaremos, IU, no tengáis prisa). Y, desde Obama, también los USA, aunque la cosa se viene gestando desde Clinton. Pero en un préstamo el que pone condiciones es el que presta, y eso no tiene nada que ver con la democracia. En realidad, todo es absurdo, porque en el fondo nos estamos prestando multimillones a nosotros mismos con un dinero que no existe. Si lo hace el pringao de la esquina, eso se llama falsificación de moneda, y va derechito al maco. Pero si lo hacen Benny o Supermario se llama ‘inyección de liquidez’ (ficticia, porque los bancos lo invierten en deuda soberana para, con nuestros impuestos, ir tapando sus agujeros.

Y así todo. Un tal Madoff fue enchironado en NY por montar una pirámide. Los gestores de la SS española tienen una pirámide montada del tamaño del Everest, y son respetados como garantes de nuestro estado de bienestar (últimamente, de malestar).

Los bancos y los políticos están jugando con fuego. El árbol está podrido, y ellos se empeñan en seguir haciendo monerías de rama en rama. Cuanto más se empeñen en sostener el chiringuito socialista, más se polarizarán y disgregarán los parlamentos. Ya ha sucedido en Europa, y si los políticos hubieran leído libros en lugar de tebeos tratarían de evitarlo. Pero están atrapados por el cortoplacismo: lo importante son los votos, y no el futuro de sus países. Pandilla de tarados.