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Enseñándolo todo

Hace falta mucha energía para enseñar a escribir, porque son muchas las dificultades y resistencias que hay que vencer. Mis antiguos pupilos meten miedo a los novatos hablándoles del látigo con el que fustigo sus vanidades, pero quienes de verdad están dispuestos a llegar al final del camino, tarde o temprano acaban brillando. Y

por Marisol Oviaño
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Esta ha sido una semana de grandes satisfacciones personales.
Como es principio de trimestre, las madres de dos de mis alumnas adolescentes se pasaron a pagarme el otro día, y me comentaron que las niñas y ellas estaban muy contentas con las clases. Una me contó que su hija le había escrito una carta: “Y eso has sido tú. Antes era incapaz de expresar sus sentimientos, y menos por escrito”. Casi se me saltaron las lágrimas de la emoción. Bueno, puede que se me saltaran un poquito.

Hoy, uno de los jóvenes alumnos del taller nocturno ha traído a clase un extraordinario relato. Hace falta mucha energía para enseñar a escribir, porque son muchas las dificultades y resistencias que hay que vencer. Mis antiguos pupilos meten miedo a los novatos hablándoles del látigo con el que los fustigo, pero quienes de verdad están dispuestos a llegar al final del camino, tarde o temprano acaban brillando. Y cuando ellos brillan, yo sé que toda la energía invertida ha merecido la pena, y mis baterías se recargan automáticamente.

También se ha pasado a verme François, que fue alumno de mis talleres hace tres años. Meses atrás me trajo su primera novela y trabajé mucho con él en la primera corrección. Y como él no conocía bien el camino y creía haber llegado al final cuando sólo estaba al principio, fui inmisericorde y le obligué a bajar al infierno, sin el que la creación no es posible. Hoy ha entrado en la trinchera proscrita blandiendo un ejemplar de la primera edición de su novela, uno de los veinte que las editoriales dan al autor para que los reparta entre familiares y amigos.

Enseñar a escribir da muchas satisfacciones personales, pero muy poco dinero, especialmente en estos tiempos de crisis. Llevamos muchos años escribiendo para vosotros, que sois miles –eso dicen las estadísticas-, entreteniéndoos, haciéndoos pensar. Si podemos ser independientes es porque jamás hemos pedido una subvención ni un patrocinio, todo sale del sudor de nuestras frentes y del de la gente que nos fía servicios para que el blog pueda continuar (en contra de la creencia general, en Internet nada es gratis). Por eso hay que estar continuamente ideando nuevas maneras de arañar un euro de aquí y otro de allí.

Fue trabajando con François cuando se me ocurrió la idea de enseñar en un taller on line todo lo que he aprendido trabajando con escritores consagrados y noveles. El mini-taller para escritores frustrados sólo vale 15 euritos y, aunque está dirigido a escritores que no acaban de cuajar, no hace falta ser escritor para apuntarse. Basta con que te guste leer y sientas un poco de curiosidad por conocer un poco más el extraño universo de los escritores.

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