por mujerabasedebien
El viejo guerrero me llama al frente.
Es Navidad.
Nunca hemos compartido estas fiestas, la guerra no se detiene para nosotros. Pero él piensa en mí y yo pienso en él.
No tenemos apenas tiempo, la comunicación se cortará en cualquier momento.
Me cuenta que todavía está vivo, le cuento los metros que hemos avanzado en esta línea, y me dice que he nacido para la victoria. Él quiere que llegue donde él no llegó, ve en mí lo que a él le faltó. Mi victoria sería de algún modo su victoria.
Pero yo sólo sé que he nacido para luchar.
Y sólo puedo prometerle que en cuanto pueda iré a verle. A acurrucarme entre sus brazos, a acurrucarle entre los míos, a escucharle, a cocinar para él, a hacer que se sienta hombre, a que me haga sentir mujer.
Su llamada trae luz a esta negra noche, mi promesa traspasa la humedad de su trinchera como un viento caliente que templara los huesos.
Después, la realidad.
Esta guerra es nuestra vida, nuestra elección.
El amor, bajo las balas, calienta más.
Felices y pacíficas fiestas para todos.
2 respuestas a «Navidad en el frente»
Felices fiestas a todos los Proscritos
El guerrero que vence mi cuerpo es aquel a quien amo con sublime placer, aquel a quien le doy entrada en mi corazón, al que le permito envolverme en pasiones, el que me quita el sueño, aquel que hace vibrar mi cuerpo con tormento divino, sintiendo su alma y la mía en una sola, nuestras aflicciones conducidas por caminos de lluvia, roces de almas que sucumben en el amor placentero, eterno, sagrado, divino, comprometidos en cada estadía donde la victoria es la entrega en el silencio, callados se unen, se aman.
Se dice que al hombre se le gana con la servida de la mesa, con comida bien preparada, cama cambiada, hogar bien atendido, por las noches cubrir su cuerpo, tocar su cabeza con ternura, arropar sus piernas con nuestro cuerpo, amarles despacio en cada noche, sentirnos como su propio cuerpo, hacerle vibrar cada momento, soñar con euforia hasta el amanecer, humedecer su cuerpo y sentirse atado en espíritu, alma y materia para vivir para siempre y por siempre para ser amantes eternos sobre el lecho, en la vida, sobre la faz de la tierra.
Ambos deben de sentir lo mismo para llegar al preludio de lo sagrado, amarse eternamente, ambos departiendo calor, amor, envolviéndose el uno al otro y al hablarle al oído verle cerrar los ojos para disfrutar de la pasión, amor entregado y entonces el amor surgirá, abrirá como cual flor al llegar la tarde.-Chinca C. Salas R-