Miguel Pérez de Lema
A mi no me dio ni frío ni calor que quitaran la estatua de Franco de los Nuevos Ministerios. Por ahí no me pillas. Aunque sí me pareció que era un castigo al patrimonio y a la memoria de la ciudad, porque entendía que la estatua recordaba al responsable del gobierno que realizó la obra en los cuarenta. Aclaraba algo, era pertinente en ese contexto. Me voy a morir defendiendo que decir esto no significa estar a favor o en contra de nadie.
La ciudad tiene su propia historia y la historia no se juzga, se estudia.
Por otra parte, me parecía un poco raro que la estatua de Indalecio Prieto, colocada muy cerca de la de Franco, no se removiera. En realidad no sabía qué pintaba Indalecio allí. Luego me he enterado que Indalecio, como Franco, tiene mucho que ver con esta obra faraónica. Los Nuevos Ministerios, que siempre hemos visto como moles de estética fascista, son en realidad moles de estética soviética. Los extremos se tocan.
Se trata de un proyecto sovietizante ideado por la República que no llegó a ponerse en marcha, y que fue recuperado por la Dictadura. Indalecio Prieto, ministro de Obras Públicas en el primer gobierno de Azaña, encargó el proyecto al arquitecto Secundino Zuazo en diciembre de 1931. Zuazo fue co-fundador de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética. ¿Y eso qué importa?
Pues tiene su importancia: si observamos el complejo a vista de pájaro, lo que vemos es ni más ni menos que una hoz y un martillo inmensos unidos por la base.
Lo cual que en la posguerra, con el Estado descompuesto, el nuevo régimen retomó el proyecto de crear un gran complejo administrativo nacional y, supongo que para no encarecer la obra, tiraron por la calle de en medio y lo levantaron tal cual lo había dibujado Zuazo.
Franco, cumpliendo el sueño de Indalecio/Zuazo, erigiendo la mayor apología arquitectónica mundial de la Unión Soviética. Qué país de locos. Y luego encima, van y le quitan la estatua. Y dejan la de Indalecio. A Zuazo, por su parte, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre le hizo un sello en 1975. Correcto.
11 respuestas a «La hoz y el martillo de Franco»
De niña, cuando pasaba por delante de algunos edificios oficiales, me acordaba automáticamente de las imágenes de Rusia. Me parecían unos edificios de otro mundo, me daban miedo.
Este artículo ilustra por partida doble lo mucho que los extremos se tocan.
Es verdad que los extremos se tocan. Lo que pasa es que en este caso el que encarga el proyecto llega al poder por las urnas, pacificamente y el que lo realiza llega por las armas, masacrando. Creo que hay una gran diferencia y si dices que es un castigo al patrimonio la retirada de ese engendro, mas castigo a los ciudadanos y a la memoria colectiva era el verle la cara a ese señor cada día. Lo que si creo es que con el bronce que salga de su fundición se pagarían muchas operaciones para esterilizar a la gente que no gane mas de 100 mil euros al año, puede sonar algo fuerte pero a la vista de los últimos datos de la economía, creo que la única forma de acabar con el paro y la pobreza es la eugenesia. En dos generaciones no queda un pobre. Es una idea
La ciudad tiene su propia historia y la historia no se juzga, se estudia.
Pues no es eso lo que nos dice la historia: ¿qué era lo primero que se hacía cuando se conquistaba un territorio? Derribar lo anterior. Así, los católicos construían iglesias sobre mezquitas, los musulmanes mezquitas sobre iglesias, los conquistadores españoles catedrales sobre las pirámides mexicanas…
La ciudad tiene su propia historia y la historia no se juzga, se estudia.
Hay que ser un poco ingenuo para creerse esa frase. La ciudad no tiene su propia historia, porque es una ciudad. Son los ciudadanos, los que además dan sentido a un concepto que han creado ellos mismos, el de ciudad, los que escriben la historia.
Hay que ser un poco mendrugo para pensar que la historia está ahí, como revelada por Dios, para que uno se acerque y la estudie, como si fuera un cultivo de bacterias. Y que los historiadores son simplemente ‘voyeurs’, pero además mirones asépticos, como quien mira a una señora dar de comer a los pájaros.
Ahora, eso sí, ¿quitamos a Indalecio o dejamos a Franco? Juzguen ustedes mismos la historia en este post. ¿No he repetido que no se podía? ¡Ah! ¡Contradicciones de la vida!
Zuazo fue un gran arquitecto y urbanista, a quien debemos un ejemplo de manzana moderna (la Casa de las Flores en Argüelles, que aparece en el fondo del sello), el Palacio de la Música en Gran Vía y un proyecto de ordenación de la Castellana. De no haber sido por la Guerra y por la posterior dictadura…
Me voy a morir defendiendo que decir esto no significa estar a favor o en contra de nadie.
Por otra parte, la idea «la historia no se juzga, se estudia», me la enseñaron en la Facultad de Geografía e Historia. Fue de lo poco que aprendí allí, y ahora resulta que «hay que ser un poco mendrugo» para pensar eso.
El español es más de juzgar la historia que de estudiarla.
Así vamos.
Has visto en el jardín que te has metido? No creo que nadie juzgue tus opiniones y tu opción política, pero reconoce que el defender la estatua de paquito no está bien visto en según que círculos. Lo que dices de que la historia no se juzga puede ser verdad, el problema, a mi juicio, es que lo de Franco todavía no es historia sino actualidad. La prueba es que su nieto aparece en un programa de tv y se está discutiendo donde alojamos los restos del querido abuelo con el testimonio de un obrero del valle de los caidos en plena forma. ¿Donde acaba la actualidad y empieza la historia?
Mientras no se tenga claro la frontera es mejor no menear ciertos temas, sobre todo en España.
Yo no tengo opinión ni opción política. La tierra sólo pertenece al viento.
Las opiniones son como el agujero del culo, todos tenemos uno. A no ser que seas un holograma digital en la nube.
Yo también pasé por la facultad de Geografía e Historia, pero no aprendí gran cosa allí; excepto que en ella no me iban a enseñar el camino que yo estaba buscando.
La historia no se juzga, la historia se estudia. Pero ¿cuál? Porque no hay una Historia única, verdadera e inamovible. Habrá tantas como protagonistas y testigos.
Estoy bastante de acuerdo con Pepe cuando dice el franquismo no es historia, sino actualidad.
Sigue metiéndote en jardines, Miguel (que, por otra parte, es lo que más te gusta).
Y recuerda el dicho oriental:
Si quieres ser feliz un día, emborráchate.
Si quieres ser feliz un año, cásate.
Si quieres ser feliz toda la vida, hazte jardinero.
No se , me parece vergonzoso que un dictador sea comparado con un ministro