Miguel Pérez de Lema
Hay un fondo esotérico en la política. Siempre lo hubo. Un Consejo de Ministros es una Sociedad Secreta, por Ley, y sus deliberaciones son impenetrables, por Ley. El poder es un asunto oscuro, el más oscuro de los negocios, y cuando ese poder se debe someter a la volubilidad del voto popular, en la democracia, la capacidad de fascinación, el dominio del encantamiento, del hechizo, y de todas las demás artes oscuras, es el arma más valiosa. No es una broma. No es una metáfora. Hablo de brujería real, de ominosas conspiraciones, de diabólicas potencias, de la capacidad de hacer bailar a las estrellas con la punta de los dedos y someter la voluntad de los profanos con el influjo un simple tono de voz. Y del peligro que corren los pueblos cuando caen en manos de ansiosos aprendices de brujo que osan ejercer estas artes antes de aprender a dominarlas.
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Una respuesta a «Aprendiz de brujo»
Imposible abstenerme. Llevo sangre de pueblo mítico.
El poder no es asunto obscuro. Pero, como todas las artes de la magia, si el hombre no domina el ego, no abre sendero. No conduce a ninguna parte.
Preso el espíritu en lujoso mausoleo para romería de zombis.
Si para el común de la gente es difícil despertar, cómo será para quienes, en suntuosa ceremonia, han bebido del cáliz de la logia convencidos de guardar un gran secreto ¡De ser los elegidos! De tener el poder de los dioses, y aun superar a los dioses para mentirnos.
¡Pobres hombres!
Cabe preguntar: ¿Por qué la belleza del Arte no ha logrado sensibilizar el alma?
No. Los sentidos se han dormido para la magia.
Cuánto daño ha causado a la humanidad la academia. La técnica subyugando al espíritu. El ego dominando