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Sadam, Gadafi, tema y variaciones

Miguel Pérez de Lema

Las de Sadam y Gadafi son dos epopeyas contemporáneas, cuyos finales han quedado retratados para la historia en unas defectuosas imágenes, de texturas apresuradas, pero por eso mismo de una plasticidad desbordante gracias a cierto expresionismo tecnológico, de pixel de trazo grueso y masas de color, que aporta la cámara del teléfono móvil.

La tecnología alcanza, con esa deformación involuntaria, con la falta de nitidez, y en los barridos incoherentes que hace la minúscula cámara en la mano de los testigos, rasgos subjetivos y estéticos de impacto contundente. Hay una especie de humanización en el desgarro de la imagen, en su carácter improvisado, y en la pobreza y universalidad del material del soporte técnico: un teléfono móvil, cualquier teléfono móvil, es el medio que condiciona estos mensajes. El espíritu de los movimientos plásticos de vanguardia de segunda mitad del S XX, el fluxus y el arte póvera, en Europa, y el pop, en Estados Unidos, laten como gran plataforma cultural sobre la que se asientan estas construcciones audiovisuales. Los retratos históricos, el género de la epopeya, se plasman inevitablemente, en manos de los testigos del suceso, en clave pop: todo el mundo es un artista y todo objeto o suceso susceptible de ser tratado como arte.

Los retratos de la agonía de Sadam y Gadafi, uno con la soga al cuello, y otro expuesto sobre la trasera de un Toyota, son iconos contemporáneos, sucedáneos y sustitutos de nuestras obras maestras -que no existen-. Como tales, estas capturas borrosas y de sonido saturado, ocuparán ese espacio para los estudiosos de la plástica. Son la aportación de nuestra época, como «tema y variaciones», al género del retrato histórico.

Una respuesta a «Sadam, Gadafi, tema y variaciones»

Desde que tengo capacidad de analizar situaciones de guerras, torturas, acosos, batallas del fanatismo religioso, me pregunto ademas del dominio y la enfermedad del poder el cual lleva los hombre a diezmar al hombre, humillación, muerte, exilio, cárcel y persistente empeño de tenerlo todo a costa de los que sea.

A Sadam siempre le vi como un guerrero, solitario, melancólico, hambreador de pueblos, hombres con grandes ansiedades por lucha sangrienta y mas tarde aglutinan masas que enloquecen perdiendo la cordura, cadena de muerte y guerra durante historia cruda que nos revela luego ante la muerte a un hombre con ojos negros firmes y profundos, sin miedo Sadam mantuvo la calma en espera de la muerte, sentí admiración por el minutos antes de que fuera aniquilado en Estados Unidos.

Hombres como Sadam existen en todo el planeta, inclusive en plena democracia, hombres que desaparecen y matan, nadie sabe que son asesinos, violentos, crueles, despiadados y que no tiemblan al momento de ejecutar a su enemigo, jamas dan la cara, no se conocen sus rostros, es cuando recurrimos a la reflexión, medir la justicia, a los jurados, al juez y la sentencia para revisar si en verdad hubo justicia o solo fue un error mas en dar a la ligera la condena de muerte.

Siempre he considerado que los muertos de guerras cualquiera sea el sitio nos lleva por ideales, interés, pero el terrorismo y los mercenarios se manejan de otra manera, al hombre que pelea en campo por ideales se le respeta ya que este actúa con bandera y por tierra, simbologia grande que nos lleva a bajar la cabeza ante el hombre que mata bajo las ordenes de otro y bajo otras condiciones.

Sadam y su gente ademas de ser doctrinados de manera religiosa ya que la religión nos lleva por la inmolación, asunto delicado de las guerras del Golfo pérsico, guerras de años de los desiertos, existe un motivo mas fuerte que la religión que lleva a estos hombre a convertirse en bombas humanas, a matar a sangre fría.

La enfermedad del poder enloquece al individuos y entre mas tiene mas poder desea tener, encrucijadas políticas nos llevan a observar la ejecución de un hombre y ver sus ojos negros fijos a la cámara, se sentía su pensamiento, no hubo miedo, acepto la muerte como parte de castigo de otra nación que igualmente mato bajo las mismas condiciones, y entre cortinas mata sin mostrar su rostro. Así mismo vemos a Gadafi, dinastía de miseria, un pueblo volcado a las calles, confusión, intervención, poder enfermizo que lleva a pelear a un pueblo contra el mismo pueblo por mantener a un hombre en el poder, fracasos y mentiras se ciernen sobre los hombres que se convierten en asesinos y corazón plagado de espinas para poder gobernar y tomar ejércitos, la creencias de entregarse totalmente por ideas que van mas allá del entendimiento viéndose todas ellas como un suicidio en masa y grandes equivocaciones en ejecución: silla eléctrica, inyección letal, horca o cualquier otra, vemos entonces el resurgir de lideres que se mantuvieron bajo la sombra sean por respeto o miedo, lo cierto es que al matar a Sadam, Gadafi, no se soluciona el problema, crecen los seguidores y estos con odio profundo nos llevan a una guerra atómica, nuclear o bacteriana, ¿que hacer?, poner en cárcel máxima y solitario, ¿benevolencia?, quizás, se da una muestra de que existen jueces capaces de analizar la guerra, al personaje y jurados ser capaces de ser imparciales, dejando atrás el odio, el recuerdo que estos no mataron en un momento dado un hermano, madre o familiar para entonces probar si la benevolencia gana adeptos y se frena la guerra ya que al matar a los grandes lideres solo se gana venganza y crecen la formación de ejércitos.

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