Miguel Pérez de Lema
La sociedad española viaja en ascensor. Unos suben y otros bajan. Como en todos los países modernos. El problema es que España es además una sociedad un poco oriental, casi como hindú, en la que hay una raíz profundamente inmovilista, que nos divide más que en clases, en castas. O quizá es un residuo de la hidalguía y del barroco. En todo caso, aquí, el movimiento del ascensor produce más fricción, es más desgarrado, se vive más fatalmente que en la tibia Europa.
Y sin embargo, los ascensores se mueven. Unos que suben y otros que bajan.
Los que suben se esfuerzan por mimetizarse con la casta superior y para demostrarlo se vuelven los más clasistas del mundo. Aprenden a ejercer el desprecio. Y lo vuelcan hacia la casta de los que bajan en el ascensor social.
Esto tiene su lógica. Los que suben no pueden despreciar la vieja casta inferior desde la que han ascendido, su propio pasado fabril, rural, pobre, y además así conservan ese comodín, ese plus de dignidad. Tampoco se ven tan seguros de sí como para despreciar a los viejos representantes de la clase a la que ascienden, a los que admiran. Así que su foco de desprecio inevitablemente es el de la casta que desciende, los nuevos intocables.
Los que descienden,los desclasados, acaparan el desprecio de todas las demás castas. No existe para ellos la compasión.
Los de abajo siempre les recordarán como señoritos y no los aceptarán a su lado. Los de arriba les negarán el saludo, temiéndose que los fatiguen con sus melancólicos reproches. Y los ascendidos les odiarán porque los desclasados conservan, a pesar de todo, esa leve distinción de los que tuvieron una infancia larga y dichosa, esos modales de familia, y ese encantador espleen que da el sentirse como un fin de saga. Cualidades éstas que los ascendidos, como primera generación de nuevos ricos, nuevos burgueses, nuevos favorecidos, sólo podrían imitar.
8 respuestas a «Tú y yo en el ascensor»
… y anotas otro termino que me inquieta: Dignidad.
En mi sentir, por lo que he vivido y visto, para tener dignidad se ha de ser integro, para ser integro se ha ser consciente, y para ser consciente se debe ser libre. Libre. Libre de juicios y prejuicios. Libre de dogmas.
Una sociedad construida sobre sofismas, artificios y argucias no es libre; no es consciente, y por ende, nada de lo que elige en su vida -desde su Dios hasta sus pecados, pasando por el alimento y sus gobernantes- es lo que ‘realmente’ requiere y conviene para su existencia y la de sus congéneres.
No existe la democracia, es otro sofisma. La democracia solo puede darse en libertad. Y la libertad… la Libertad…
Sugieren el voto obligatorio en mi país… jejejeje, ¡qué simple manera de garantizarse la eternidad esos sinvergüenzas ya dueños de los medios de comunicación!
¡Ay!, si fuera francesa…
Algo más.
¿Te sientes muy mal por que no vas en el ascensor, y si vas en él no subes? No hay problema, hoy no es cuestión de tierras o apellidos, págales para hacerte doctor; pero ten presente que cada vez cobran más y el producto es peor.
Otra opción con los mismos resultados es volverte hampón.
¿habeis visto ya «Ascensores, mentiras y cintas de video»? No se que me gusta más, si estar en campaña o un buen tópico que echarse a la boca. cadenaser
Sí, el vídeo del hijo de Pepiño.
Ja, ja. No tiene desperdicio. La música, la bata rosa, ese uniforme de blazer y corbata, raya al lado con gomina, yo esto no lo veo desde hace «cienes y cienes» de años, claro, como no estoy en Somosaguas…
No, en Somosaguas la chavalada se disfraza de rapero negro enganchado al crac de los suburbios de Los Ángeles.
Por cierto ¿Somosaguas no es donde se retiraban los jerarcas socialistas después de darlo todo por la patria?
Collons Miguel!,
Metes el dedo en el ojo del lector una vez más -como Mourinho al «pito» Vilanova ese-
A estas horas ya no sé si subo o bajo, si voy o vengo, ni siquiera a quien votare el 20M, (bueno, si sé a quien no votare), pues eso, coincido con tu escrito y me encanta la prosa y lucidez de tus palabras.
Un saludo.
Toni
Si, en Somosaguas se hizo la casa Felipe Gonzalez, también la tuvo Tedy Bautista y medio clan de la ceja. La familia Bosé, y me suena que Ana Belén y Victor Manuel. Y muchos otros más discretos que llegaron «digitalmente» a consejos de administración de antiguas grandes empresas públicas gracias a que el PSOE tuvo en su momento más de 200 diputados.