por Kurtz
Fotografía en contexto original: jonneblue
Hace mucho tiempo que no me enfrento a las palabras, y seguramente sea porque no me gusta perder. Por la noche, al calor de un par de gintonic, me atrevo con unas cuantas frases sueltas, que apunto con timidez en un desordenado cuaderno de notas. Pero es pasar de dos o tres líneas, y constatar que escribir es una cosa demasiado seria.
A veces tengo ideas sueltas que no sobreviven en el papel ni el tiempo que gasto en escribirlas: amaneceres rojizos capaces de inspirar el mejor soneto, preciosas piernas acarameladas, o antiguos sueños de grandeza de esos que nunca se cumplen. Simples balas de fogueo que se derriten como cera fundida.
La literatura es el más claro reflejo de la vida, y mi vida no ha sido nunca más que un montón de proyectos inacabados, que muchas veces ni siquiera empecé. Si la vida te supera, pretender explicarla es una quimera.
La botella se ha terminado hace tiempo, no queda más que tirar la toalla y abandonar la pelea. Derrotado una noche más por un simple folio, me doy cuenta que las ideas no son nada sin las palabras, y que la vida pierde mucho si uno no es capaz de contarla.
Una respuesta a «desde el cascarón»
Bueno, al final parece que la pelea no ha quedado en nada ¿no? Has conseguido escribir sobre tu incapacidad de escribir, luego no serás tan incapaz como crees.