Miguel Pérez de Lema
Es una partida de fulleros, es un ambiente viciado como de final de una noche crapulenta, es ver quien aguanta con pareja de doses, y ver quien es el primero en salir de la mesa.
Dicen los tahúres profesionales que en toda mesa hay al menos un primo, y que si no te has percatado rápido de quien es el primo, los demás sí que te han tomado la matrícula.
Es un juego de suma cero en el que todo el lucro indecencte de uno equivale al robo y el suplicio de otro, es un sistema de vasos comunicantes por el que fluye tu sangre y la mía y la de tus hijos y mis hijos y los hijos de tus hijos y de mis hijos.
Es el puto fin de los tiempos y tú y yo tenemos dos tribunas reservadas.
De momento, el juego del verano es ver quien quiebra antes: ¿los pigs, la Europa blanca, Estados Unidos, los bancos privados?
Y todos como el hidalgo castellano echándose migas de pan en la pechera para ocultar su ruina. Porque, sabes una cosa, el sistema del dinero-deuda ha llegado al final de su camino, la expansión infinita de las imprentas de billetes ya no aguanta, no se la cree ni el más tonto de la clase, la deuda es impagable y ya lo sabemos todos los que queremos saberlo.
Recuerda cómo aprendimos en el colegio, en los bizarros 70, que la deuda galopante era cosa de países africanos con sus niños comidos de moscas. Y ahora mira el mapa de la deuda en 2011. ¡Cómo ha cambiado el cuento, Caperucita!
Lo de arriba abajo, otro claro signo del fin.
Aquí la deuda mundial de un vistazo, y su crecimiento segundo a segundo. Entra en este oráculo y mira cuánto debe cada cual y juega a apostar quién va a ser el primero en salir desplumado.
http://www.economist.com/content/global_debt_clock
(Fuente: The Economist)
2 respuestas a «¿Quién va a quebrar primero?»
Hola, Miguel.
Me ha gustado tu forma sucinta de plantearlo. Es un buen resumen tras casi ochenta años de desmadres y estímulos por no hablar de unas cuantas guerras que, al menos en generación de empleo, funcionaron bien casi treinta años. Como dicen en los reality shows, «me lo quedo» y seguramente lo usaré.
El caso es que todos los que estamos a pie de calle somos capaces de entender lo que pasa pero no tenemos soluciones y, como apuntas, la cosa está muy mal y eso que no vemos ni la mitad.
Es sencillo recomendar austeridad y gestión espartana pero una cosa es decirlo y otra ver cómo se te quedan las gafas y la camisa cuando comienzas a estrellar niños, pensionistas, enfermos o parados contra la roca Tarpeya. Salpica bastante y si se seca no se va ni con quitamanchas.
La naturaleza del problema es, exactamente, esa.
Salvo dos o tres nichos las economías occidentales, hoy, no sostienen competitivamente ni el 60% de sus poblaciones activas. En el caso de España, dentro del Euro, ni siquiera el 50%.
Hace falta estudiar un plan –sin guerras– que permita una transición de modelos. Y, por modelos, es claro que el económico es sólo una parte.
Saludos.
Pues claro, que te has creído que en las circunstancias que se avecinan… el más tonto es el que más termina debiendo.
Te ha faltado un poco de sofisticación y haberte leído a Maquiavelo 😉 .
Hasta los alemanes compraron hace no tanto varias imprentas completas para producir billetitos de euros.
Cuando haya que hacer tabula rasa después del abuso masivo de la imprenta, el gilipollas será aquel al que pillen con los billetes en las manos, no aquel que haya comprado con ellos a precios desorbitados cualquier activo de primera necesidad (siempre que también cuente con los medios para que no se los arrebaten por la cara, claro 😉 .
Por lo demás… cuando debes 1.000 Euros… tienes un problema… cuando debes 10.000.000.000… es tu acreedor quien tiene un problema.
Sería también interesante analizar cuánto de la deuda de cada país es deuda pública, y cánto deuda privada… y hacer un análisis evolutivo de este tipo de datos.