Por Inés Zarza
Fotografía en contexto original: Nofumesjuntoamí
Me levanto a las 6.30 a.m.
Al bajar a desayunar descubro que ya están los técnicos en la puerta de la sala.
Han padecido dos ataques míos de ira ayer y antesdeayer.
Esperan tranquilos.
El tiempo es tan elástico y denso a la vez que se puede agarrar con las manos.
Modelarlo, como una pieza de arcilla.
¿Qué pensarán de esta mujer que fuma como una descosida y grita a todo el mundo?
No me importa, todavía no.
A tought madam, vaya que sí. Tú también lo piensas, ¿verdad?
Qué más dará lo que tú pienses. Estoy tan lejos de ti como el mar.
Al final todo ha salido bien. Los micros, la pantalla, las cabinas.
Y una oradora chino jamaicana infatigable.
95 personas felices debatiendo sobre interculturalidad y feminismo.
Creyentes del siglo XXI.
Dispuestas a la revisión crítica.
Una auténtica transformación.
¿Lo conseguirán?
Si no, sería mucho más difícil estar aquí con mi disfraz de solucionadora de problemas.
Necesito una cerveza. Espero que Josephine, la cocinera, me las haya traído de contrabando.
No he salido de aquí en cuatro días.
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