Imagen: Noticias Cuatro.
Aspecto del graderío ocupado por los aficoinados del F.C. Barcelona mientras sonaba el himno nacional, en la reciente final de la Copa del Rey, en Mestalla.
Texto: Wikipedia
En la cultura popular catalana, el seny o sentido (en idioma catalán, traducible por «sentido» o «cordura») es la ponderación mental; o sana capacidad mental que predispone a una justa percepción, apreciación, comprensión y actuación. Probablemente, la palabra tiene su origen etimológico en el vocablo sensus, en latín, «sentido».
Hay muchos que ven en la cordura uno de los símbolos catalanes.
El seny como característica de la sociedad catalana estaba basado en un conjunto de costumbres y valores ancestrales. Estos definían el sentido común en base a la escala de valores y las normas sociales que imperaban en la Cataluña tradicional.
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5 respuestas a «Seny»
Lo que no dice Wikipedia es que en Cataluña hay otra característica también autóctona (aunque no tan frecuente): la rauxa. Que es más o menos todo lo contrario que el seny. Cuando la región todavía no estaba en manos de unos totalitarios provincianos, la rauxa era aire fresco. Els Joglars, Dalí o la música de Pau Riba eran ejemplos de todos conocidos. Ahora, con el aldeanismo imperante, todo lo que da de sí la rauxa en Cataluña es eso: enseñar la cara en los estadios de football.
¿Cómo? ¿Que no es la cara? Ah, es que se le parece tanto…
Será cordura entonces rendir vasallaje a una realeza impuesta?, o besar y jurar una bandera impuesta?, o cualquier bandera?. Encuentro tan cuerdo es el gesto de mostrar las nalgas como el de estirarse como un palo mirando al cielo con rostro grave.
Dime miguelón, ¿cuando te presentan a una chica le das dos besos en el culo? ¿Por la mañana te miras el culo en el espejo? ¿En tu pasaporte sale tu culo? ¿Y como forma de respeto, en general, muestras el ojete a los símbolos ajenos?
Debes ser un muchacho muy divertido.
«Hacer un calvo» es una gamberrada juvenil que no debería tener mayor trascendencia.
Para mí la cuestión es por qué se hace. Que un par de jovenzuelos, probablemente bebidos, (esos culos avalan su juventud) enseñen sus cuartos traseros a la afición del equipo rival, puede tener hasta su gracia, aunque sea de dudoso gusto. Sería algo que entronizaría directamente con nuestras tradicionales fiestas populares, como tirar a los del pueblo de al lado al pilón, por ejemplo.
Pero si enseñan el culo para expresar sus ideas políticas, ya no son un par de chavales divirtiéndose, sino un par de gilipollas. El color de la camiseta o la bandera es para mí lo de menos. Si los madridistas hubieran hecho lo mismo ante la bandera catalana, me parecerían un par de gilipollas igual.
No confundamos a personas y sus costumbres con trozos de telas y marchas militares de dudoso gusto. Yo me ofendo o me parto el pecho por mi clan, mi gente, no respondo a estos símbolos estériles, lo único que me relacionaría a «mi himno» sería la lengua de Cervantes, pero no tiene ni letra. En cuanto a estos «calvos» se puede ver broma, transgresión, irreverencia, afrenta o mensaje político dependiendiendo de los ojos que lo miran y sobre todo del humor o procedencia del espectador.
Un getafense.