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Dos noticias sobre una sola muerte

por Robert Lozinski
Fotografía en contexto original:deperucuriosidades

Una de las mayores satisfacciones que supuso para mí la obtención del “Premio Francisco Pavón de Narrativa”, consistió en el hecho de que viejos amigos de mi época de estudiante en la Universidad Estatal de Kishineu dieran conmigo casi 20 años después. En momentos así uno se pregunta, claro, cómo es posible que haga ya tanto tiempo.

Primero me llamó Vadim, residente en Praga y flamante ejecutivo en una empresa checa. “De modo que eres escritor” etc. Un mes y pico más tarde me encontraron Ruslan y Andrei que tampoco se explicaban, mientras brindábamos por el tiempo en un restaurante bucarestino, el que yo fuese “scriitor” y encima en español. “Menuda extravagancia, hermano”. Y entre copa y copa nos fuimos acordando de nosotros.
Y también de Guivi.

Slava –Guivi lo llamábamos nosotros- murió en el 94. Tenía 24 años. Me lo dijo un camarada que se dejó caer por Bucarest no sé con qué fin.
– ¿Pero cómo que murió?
– Sí. Han dicho que el corazón.
La muerte no puede estar tan cerca, somos tan jóvenes. Uno que cayó por el camino, pensé entonces.

En el 91 fuimos todos al mar. Cinco varones más la novia rusa de Guivi. Qué poco pesa el cuerpo de uno cuando la conciencia aún está tranquila, libre de culpas reales o inventadas; cuando uno no se ha vuelto aún pesado y rezongón por nada; cuando aún se sufre por amor y se pasan por alto los dolores de cabeza que hostigan algunas tardes. Así éramos nosotros a los veintipico años, la vida empezaba más o menos igual para todos. Pero ya entonces apuntaban ciertos mínimos indicios sobre la ruta que íbamos a tomar cada uno. Esas rutas que pueden ser rectas, sinuosas o laberínticas.

Escondíamos avergonzados la mirada en cualquier parte, arena, mar o cielo, cuando a la novia rusa de Guivi le daba de repente por enseñarnos sus tetas: “¡Chicos, mirad!” y esas cosas. Una tontería, a que sí, pero al pobre Guivi no le hacían gracia sus ocurrencias y lo pasaba muy mal.

En el otoño del 91 se casaron. Una boda por todo lo alto, en el mejor restaurante de Kishineu. Con invitados importantes, coroneles y generales del ejército, gente bien. Los padres de ambos eran militares de alto rango. Me acuerdo de que, mucho antes de la boda, la novia nos invitó a los de la pandilla a su casa donde nos zampamos entre tres o cuatro un bote de 1 kilo de caviar rojo de granos gordos. Lo comíamos con cucharadas grandes como una sopa.

Después de licenciarse, Slava trabajó en el primer casino que se abrió en la ciudad y empezó a ganar dinero. A los cinco años de la Perestroika de Gorbachov empezábamos a entender que se puede ser pobre o rico y siempre es preferible ser rico. Pero para serlo había que ganar mucha pasta, algo que pocos sabían todavía cómo hacerlo.
En el 93 los caminos de todos se separaron para siempre. Slava eligió el más corto y el más desconocido.

– ¿Pero tú crees que murió de un ataque al corazón? –pregunté yo a Andrei aquella noche.
Andrei, copa en mano y cigarrillo entre los labios, me miró fijamente con sus ojos miopes y dijo algo sorpendido.
– ¿Tú estás tonto, Robert, o qué? Nuestro Guivi se ahorcó, hermano.

El pitillo le tembló entre los labios y tuvo que sacudirse la ceniza que se desparramó sobre la camisa.

—–
Robert Lozinski es autor de La ruleta chechena

9 respuestas a «Dos noticias sobre una sola muerte»

Esto es tan bueno que me ha recodado a Chéjov.

Y a la mónada 1 de Oficio de tinieblas 5

«…es cómodo ser derrotado a los veinticinco años aun sin una sola cana en la cabeza sin una sola caries en la dentadura sin una sola nube en la conciencia con sólo dos o tres lagunas en la memoria…»

Siempre me llama la atención cómo asocias el dinero con el mal. Y no sé si eso se debe a las reminiscencias de haber nacido en un régimen comunista, aunque a mí me suena muchísimo a aquella frase de Jesús: es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos.

Si hoy le preguntas a un crío qué quiere ser de mayor, te dirá que futbolista, hombre de negocios, rey o simplemente rico. ¿Por qué? Porque quiero tener mucho dinero. Me acuerdo de que en una clase la profesora nos hizo la misma pregunta. Teníamos unos 13 o 14 años, creo. Respondimos que ingenieros, pilotos, médicos, profesores. Se pensaba antes en una carrera que en las ganancias que esta podía traer. Ahora me doy cuenta de que éramos unos niños muy ingenuos. En el comunismo soviético no se hablaba mucho del dinero. Como si no hubiera existido. Creo que Freud cuando dijo que los niños no piensan en el dinero se refería a niños de países comunistas.

Me gustaría volver a «pesar» poco y recordar los tiempos muertos de la juventud. ¿Quién no añora los viejos tiempos, en esta época de automatismos y manipulación?.

Creo que los niños soviéticos no pensaban en ser millonarios porque sus padres tampoco lo hacían. Aquí los niños crecen viendo a sus padres adorar el boleto de la primitiva, y el deportivo de cualquier famosillo de turno. Por sorprendente que parezca, en España casi todo el mundo cree que el dinero da la felicidad.

Por cierto, ¿por qué a todo el mundo le han enseñado las tetas las novias de sus amigos menos a mi?. Porca miseria!

Yo no he crecido en un pais comunista y de niña no pensaba en el dinero. Importa cómo recibas la educación que te da tu familia, la escuela, el ambiente social, etc.
Y lo de las tetas de las novias es un mito…

Es verdad. El dinero siempre quedaba en un segundo plano. Pero no se crea que era una sociedad idílica. El estado te pagaba lo justo como para no pasar necesidades. Esta era su política. Lo malo del asunto era que no se sentían ganas de progresar, todos iguales, algo muy erróneo y no muy constructivo para cualquier nación.

El gran problema es que hay un error de concepción intencional en la definición de clases de Carlos Marx, que por un lado da lugar a una teoría forzada de la igualdad práctica… esa que se puede resumir en ¡lobotomía para todos!, y por otro lado cuando se les fue de las manos el invento a la burguesía y el virus muto de tal forma que amenazaba con comerse algo más que el imperio del Zar Nicolas… los que de veras conocían el potencial que habían desatado tuvieron que construir defensas a la desesperada, en plan McCarthy y su caza de brujas, financiación de Hitler, intervención de la República Española para fortalecer su capacidad de defensa ante la plaga de la penetración ideológica de izquierdas, etc.

Que frase más chunga y repipi me ha salido. Que nadie pierda el tiempo tratando de reestructurármela, que se que sois capaces 😉 .

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