Miguel Pérez de Lema
http://www.youtube.com/watch?v=eL6I5hktEs0
Por supuesto no me importa nada de lo que diga este mierdecilla. Pero me gusta verlo poniendo caritas. Mola ir pasando la barra de tiempo del vídeo para ver cómo cambia el muñeco de gestos crispadamente, intentando demostrar aplomo, incluso sonríe repulsivamente en algún momento. Y saca el dedito, ese dedito amenazante. Duro pero blando, lo crudo y lo cocido.
Pero se contiene. Tiene miedo. Sabe que la historia le contempla y está cagado de miedo. Papá te ha dado un país, una educación de master del universo, un traje cojonudo -de este tío, sólo se salva el traje-, pero no te ha dado tiempo.
Se te nota, hijo de Gadafi al que nadie conoce por tu nombre, cómo no te crees tu mensaje, cómo te gustaría estar en cualquier otro lugar, probablemente en algún paraíso occidental, fundiéndote la pasta de tu pueblo.
Abandona ahora que puedes. Déjale el marrón a tu viejo. Que se lo coma el populacho. Tú hazte con las claves de las cuentas en Suiza, llena una par de maletas de joyas, y llévate un par de pistoleros leales. Con eso basta.Y no te empeñes por estar a la altura. Tú no vales para otra cosa mejor. Al menos, sé hábil huyendo.
Corre muchacho.
Corre mientras puedas al exilio de los sátrapas tunecinos y egipcios, piensa en el yate, en las rubias, en el champán, la vida es maravillosa, corre porque si te quedas te van a acabar llenando el traje de agujeros. Y eso sí que sería una lástima.
Una respuesta a «Curso de semiótica gestual: el hijo de Gadafi con el agua al cuello»
Es guapete. En su exilio dorado podría dar mucho juego a la prensa del corazón.