Ganas de escribir

por Vicious Laterman
Fotografía en contexto original: gpb

Martín sabía que se estaba muriendo, pero solo sentía unas ganas irremediables de seguir escribiendo. Algo tan diminuto como la muerte, tan propio de los vivos, no le quitaba el sueño. Pero necesitaba escribir por encima de todo.
Porque sentía que tenía que contar muchas, muchísimas cosas, porque a lo largo de su vida se había olvidado de vivir. Y ahora quería terminar de escribirlo todo para estar vivo.
El paso de los trenes a medianoche sobre el puente flotante.
El reflejo de los árboles en el lago del parque.
El brillo de las hormigas en el tronco del árbol, una detrás de otra.

Siempre había algo de húmedo, de goteo en sus palabras. El aire amotinado antes del diluvio, esa intención de cascada. Era la necesidad del líquido por el líquido.

Todo lo que había escrito no era más que una sarta de estupideces, cosas sin importancia ni consecuencia, sin bagaje.
No lo definían, no expresaban sus verdaderas inquietudes.
Los años se habían sucedido uno detrás de otro sin que apenas se diera cuenta.
Lo quería todo ahora que no podía tener nada. Acaso unas horas más, unos días tal vez. El tiempo era infinito pero nunca suficiente.
Su aliento se encasquilló a las 11:26 de la noche, pero las agujas de su reloj siguieron avanzando inexorablemente sin él.
Lo último que quiso, de verdad, con honestidad, fue escribir para estar vivo.