por hijadecristalero
(pincha en el vídeo para escuchar mientras lees, no hay vídeo como tal -lo hay en youtube, pero no se puede insertar fuera de allí-. Están vetados, por las discográficas o los agentes, supongo. Genios del marketing todos ellos)
[youtube http://www.youtube.com/watch?v=4vHvzybkqfo&w=500&h=405]
Por fin, el otro día, sucedió.
Aunque él ha sido el amor de mi vida y muy probablemente nadie vaya a arrebatarle a estas alturas el título (honorífico y poco práctico), las cosas se torcieron tanto tantísimo al final de nuestra relación que, cinco años después de haber roto con él, no había conseguido echarle de menos un solo momento.
Durante todo este tiempo, he ido a sitios que frecuentaba con él, he seguido viendo a gente que era su amiga y ahora lo es mía, he seguido escuchando música que debería recordármelo… Pero nada. Si no fuera por los hermosos hijos que han quedado de aquella relación, empezaría a creer que nunca hubo nada entre nosotros.
Algunas noches hacía verdaderos esfuerzos por rememorar aquel amor, pero todo era en vano. Asumí entonces que, del mismo modo que los soldados vuelven endurecidos del frente, en la guerra sin cuartel ni prisioneros que tuve que mantener con él para que no nos arrastrara a toda la familia al infierno, yo había perdido alguna glándula que afectara a la memoria afectiva. La familia está a salvo: que yo no pueda estremecerme pensando en cuánto lo amaba, es un daño colateral; de todos los males, el menor. Quizá sólo una más de las goteras de la vejez que acecha.
Y el otro día, estaba recogiendo la cocina cuando en Radio 3 pusieron el concierto de un grupo español (lo siento, no recuerdo el nombre) que versionaba a los Clash. Y fue empezar a oír el London Calling con aquel sonido de grupo sin pretensiones y empezar a cantar como una loca. Volví a convertirme otra vez en la mujer que lo amaba, aquella que hacía los coros de London Calling y Jimmy Jazz mientras él cantaba la voz principal y tocaba la guitarra.
Aquella que se ponía cachonda cuando lo veía andando hacia el baño a primera hora de la mañana, cambiando una rueda, arreglando algo que no funcionaba o llevando a uno de los hijos a hombros.
Aquella que se divertía a rabiar con él
aquella que temblaba de emoción cuando él llegaba a casa
aquella que se esmeraba en cocinar
aquella que se aovillaba,
sumisa y viciosa,
junto a él en el sofá.
Aquella que nunca más será.
Pero que,
todavía
late.
0 respuestas a «El poder de la música»
GUAUUUU!!!!!!!!!!que lindo lindo art. El poder de la musica, los sentidos…la memoria emotiva escondida en un sabor, en un sonido, en un olor.Que buenos balances se obtienen.SusANA (Una mujer argentina).
La magdalena de Proust versión Proscritos. Muy hermoso.
Jo, más clavada la similitud, imposible.
Desde hace años que esa música y esos lugares, son mios, exclusivos, y lo que deseo no volver a hacer es, asociarlos a nadie. Ya que bastante tenemos con ¨olvidarnos ¨de la persona, como para encima, tener que ir aniquilando también estos recuerdos que pueden ser eternos y bastante fastidiosos de exterminar , ya que el resto del mundo no quiere olvidarles y , suenan y siguen estando.
Nosotras éramos, y seguiremos siendo las mismas. Un abrazo, sila