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por ni diosniamo
Fotografía en contexto original: madameguignol

Me vuelvo al papel.
Estoy hasta los huevos de la tecnología.
Por su culpa conozco demasiada gente, que no cabe en las tarjetas de memoria de mi teléfono. Cada vez que se me funde un móvil, pierdo un montón de números de teléfono que no cabían en la tarjeta. Las primeras veces que me pasó, me angustiaba.
Ya no.
Si se funde el móvil, espero a que los «desaparecidos» me llamen para volver a grabar su número. Si no vuelven a llamar, significa que no eran tan importantes y que estaban ocupando demasiada memoria en mi tarjeta. (Un amigo me dijo un día que no todos tenemos tanta autoestima).

Cada vez que se funde un ordenador pierdo poemas, artículos, novelas de las que llevaba 90 páginas, fotos… Pierdo parte de mi vida.
Ya no.
Hace unos días, previendo que mi portátil iba a palmarla, me mandé los textos a una dirección de correo, grabé las fotografías que realmente me interesaban de las miles que atesoraba y las mandé imprimir.

Hoy terminó de fundirse mi ordenador. Gracias a mi prevención, no he perdido nada de lo que guardaba en él.
Amo los ordenadores porque me permiten comunicarme con vosotros, pero estoy hasta los huevos de que me traicionen, de que borren mi huella.
Este artículo lo he escrito con pluma sobre papel.

Después, he pedido el ordenador a un amigo para poder enviarlo a Proscritos.

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