por Marisol Oviaño
Fotografía en contexto original: esoterismos
Estaba tan concentrada, que no he visto llegar a Norma y me he sobresaltado cuando ha entrado en la trinchera proscrita. Para mí nunca se maquilla ni arregla, y deduzco que hoy viene o va a otro lugar.
– Vengo a recoger los capítulos que me tienes que dar.
Quedamos en que yo los tendría listos para la semana que viene, y la miro con extrañeza.
– No están preparados todavía.
He debido poner una cara muy rara, porque no ha podido evitar echarse a reír.
– Es broma, sólo vengo a darte una buena noticia: ya tengo el ojo casi bien – abre una carpetilla que lleva en la mano y me enseña una ecografía en color- ¿Te acuerdas de cómo lo tenía antes?
Sí, me acuerdo. Y no puedo dejar de admirar la impresionante mejoría. La operaron de cataratas hace unos meses y uno de los ojos no había terminado de quedar bien. Norma pone la anterior ecografía junto a la nueva y compruebo que, efectivamente, ha habido una recuperación que yo calificaría de milagrosa.
– Aquí –dice señalando la primera-, tenía un 40% de visión. Y aquí –apunta cogiendo la segunda- un 90%..
Yo soy 36 años más joven que ella y no tengo 90% de visión en ningún ojo. Norma acaba de cumplir 80, pero me sonríe como una niña que se hubiera ido de rositas después de una travesura y no puedo evitar sonreír a lo grande yo también.
– ¿Y el médico no te ha dicho nada de tus superpoderes?
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La verdad es que cuando traés estos personajes tan vitales: visualizarlos casi es, un homenaje a mis viejas «queridas» de siempre. Susana ( una mujer argentina).