Miguel Pérez de Lema
Se oye estos días hablar de agendas. De agendas ocultas incluso. Desde un lado del río hablan la agenda secreta del PP y desde el otro lado del río hablan de la agenda secreta del Gobierno. Amagan con tirar de la manta pero no sueltan prenda.
Como jugadores de póker, los partidos, los bancos, los fabricantes de máscaras de gas, todos los que manejan el taco, niegan su jugada, su agenda, y tratan de calcular la agenda oculta del contrario, de anticiparse. Y hacerse con todo el taquillaje. Lo cierto es que aquí nadie dice una verdad ni aunque lo despellejen.
Y mientras, el común, la gleba, le va haciendo otro agujero al cinturón. Qué casualidad.
Dicen los fulleros profesionales que en todas las mesas hay siempre un primo. Y que si a mitad de partida todavía no has descubierto quién es, los demás ya saben que el primo eres tú. Hablamos del pueblo soberano.
La cosa es que últimamente estoy de un paranoico subido, sueño con el gabinete sado de Frau Merkel y sus salaces jubilados, que han descubierto el ano español como infinito parque de atracciones. Y en tantas y tantas puñetitas una detrás de otra, y me da mucha risa pensar en cómo nos van escalonando el culebrón, cómo nos van achicando espacios, cómo se las arreglan para que todo el mundo crea que esto de la ruina y el estupro de la soberanía es una fatalidad impredecible, que es como el pedrisco.
Y me acuerdo de los canteros.
http://www.youtube.com/watch?v=tADN0TpPfVQ&feature=related
BOLA EXTRA
Y a todo esto, cogen, van, y cierran CNN +. ¡Ay, Imperio del Monopolio, quién te ha visto y quién te ve! Los muchachos del «está pasando, lo estás viendo» se van a ir al degolladero sin decir una palabra más alta que otra. Sin decir qué está pasando, sin haberlo visto venir. Sin portazos, porque en este País todo el mundo cree en la resurrección de la carne y tras el chape siempre habrá quienes se reencarnarán en alguna empresilla del Grupo. Muchos son los llamados pero me temo que serán pocos los elegidos. Esa es otra agenda bien guardada, la Lista de Schindler de los eres.
Eres o no eres, esa es la cuestión.