Resulta que una manera que tenían los narcos de llevar cocaína a Europa era secuestrar un bebé, matarlo y vaciarle las tripas para meter dentro el material. Luego lo cosían y se lo asignaban a una supuesta madre que tenía que convencer a los aduaneros que su hijito dormía en ese momento. El sistema fue descubierto y ya no puede pasar al avión ningún niño, indiferente su edad, que no esté claramente despierto. Es imposible sin embargo saber cuantos casos no fueron detectados.
(Huelga decir que mientras me contaban esta historia, no podía dejar de pensar en las simpáticas fiestas farloperas de Madrid).
*Farlopa: cocaína.
————
Juan Hopplicher está ahora en Colombia. Si quieres seguir todas sus andanzas, pincha aquí.