por Marisol Oviaño
Últimamente nuestra relación ha entrado en fase de estancamiento: el hombre que me habla insiste en seguir jugando en modo demo, donde disfrutamos de infinitas vidas y nada tiene consecuencias.
Pero la demo no me interesa, para mí sólo tiene sentido jugar de verdad, intentar llegar al final aun a riesgo de perder la vida.
¡Salta! le grito.
Pero él siempre encuentra un millón de razones lógicas por las que no sería bueno saltar y se queda a salvo en la demo.
Mientras, yo sigo pasando de pantalla.
0 respuestas a «Demo»
Tira del cable, querida Marisol. La vida no es simulacro (ni demo).
Hay trucos, pero no merecen la pena. El juego de la vida sin ‘verdad’ aburre y cansa.
Saludos.
Efectivamente, querida querida Mrs. Botwin: la «demo» sólo es un simulacro.
Por mi profesión, tengo muchos cables para cruzar abismos. Puedo permitirme perder alguno, no suelo tirar de ellos: los dejo allí. Por si algún día vencen sus miedos y deciden cruzar al otro lado, donde el fuego enemigo es real.
Estoy leyendo «El arte de perder», de Lola Beccaria… a proposito de demos