por Juan Hoppichler
Fotografía en contexto original: themodernworld
William T. Vollmann es el espejo en que mirarse.
Nació en Los Ángeles en 1959. Siendo niño su hermana pequeña murió ahogada mientras a él se le suponía vigilando. Incapacitado, suponemos, desde entonces para la felicidad convencional, toda su vida y obra es un recorrido por hondos calados: guerras, marginalidad y sexo.
Dejó la universidad porque quería vivir la realidad. Tras coleccionar trabajos basura, ahorró suficiente para volar a Oriente y unirse a los mujaidines que combatían a los soviéticos. Su experiencia quedó reflejada en An Afghanistan Picture Show, donde, cuentan, él mismo se ridiculiza como un soldado patoso entre valientes guerrilleros.
A partir de ahí ha recorrido las periferias del globo y sufrido con sus habitantes. Habitó en los slums de Nairobi, fue el único superviviente de un coche que pisó una mina en Bosnia, pasó un año alternando con las prostitutas de San Francisco, se entrevistó con hombres armados en Colombia… Allí donde hay dolor y disparos, está él para contarlo.
Sin embargo, con todas esas millas a la espalda, Vollmann ha tenido tiempo para publicar más de diez mil páginas en docenas de libros. Ensayos, novelas, crónicas, y relatos cortos. Es tarea de toda una vida leer todo lo que ha escrito.
De momento en español tiene algún libro, pero el único fácil de conseguir es Europa Central, que ostenta premios, y aquí ha aparecido un poco a la sombra de Vida y destino. Es cuestión de tiempo que gradualmente vayan apareciendo más títulos y Vollmann se convierta en moda.
En algún lugar él mismo ha predicho que morirá por un disparo accidental en el 2010. Esperemos que fracase como agorero y siga trasmitiendo. Porque para quien se niega suscribir el Pacto que cohesiona nuestras sociedades y que, esencialmente, consiste en no querer ver -y por supuesto no hablar- de toda la parte de nuestra existencia que transcurre entre estertores y abismos, Vollmann es un referente.
0 respuestas a «VOLLMANN»
a mí esta foto me parece demasiado explícita…
Ya. Pero la otra era demasiado pequeña y quedaba muy fea. Si es una cuestión de que no puedes soportarlo, la cambio. Si no, la dejo tal cual.
yo sí…porque me encanta…mientras no asuste a los lectores proscritos…
Menudo diálogo para besugos… Tú sí ¿qué? ¿Que SÍ quieres que la cambie? NInguna asustará a los lectores proscritos, son gente aguerrida y valiente. Así que di clarito qué foto quiereeeeeeeeeeeees
que sí la soporto…que me encanta…