Me temo que la Comandante Inar de Solange seguirá mucho tiempo entre nosotros.
El otro día recibí un correo de Pedro Ruiz Pérez, catedrático en la facultad de Filología de Córdoba, en el que me decía que este año va a dar clase a 1º y que Seduciendo a dios y Proscritos están en el programa del segundo cuatrimestre.
Estaba sola en casa cuando leí la noticia, y necesitaba compartirla con alguien. Llamé al hombre en la sombra, mi compinche editorial, que flipó- flipar es el verbo- tanto o más que yo.
Cuando hace más de cinco años leímos las primeras líneas de lo que más tarde sería Seduciendo a dios , él dijo emocionado: aquí hay un discurso propio. Todos los que trabajamos en la creación de Inar sabíamos que era un personaje muy potente. La soltamos en la Red sin saber muy bien quién era ni qué iba a suceder, y los miles de internautas que hablaron con ella le fueron dando una entidad. Aquellas conversaciones en el Messenger iluminaban de algún modo a la Comandante, que se convirtió en una fuente inagotable de frases demoledoras. Recuerdo que un día pedimos a un selecto grupito de lectores que trajeran su subrayadas sus frases favoritas, para que nos ayudaran a decidir cuáles escogeríamos para un video. Cada uno había elegido una cosa distinta: entre todos habían subrayado todo el libro.
Cuando Seduciendo a dios salió al cibermundo en forma de PDF y al mundo real en formato físico (de venta en la página de nuestra editorial), muchos lectores nos escribían para felicitarnos. Algunos, los más osados, cruzaron las dos puertas que hay en el libro y escribieron a la Comandante ¿Existes? Al hombre en la sombra no le quedó más remedio que admitir que habíamos creado algo que había tomado vida propia, algo que era más grande que nosotros.
La Comandante, que siempre se supo inmortal, desembarca ahora en la Universidad.
Y en su Ejército del Futuro no sólo van los cientos de personas que participaron en Seduciendo a dios .
También van todos los proscritos.
Los que hacen posible esta web: escritores, informáticos, amigos, familia y mecenas desinteresados.
Y quienes lo leen, lo reenvían o lo comentan.
Cuando Proscritos nació en la red, no sabíamos cómo saldría la cosa, ninguno teníamos experiencia en Internet.Cuando cinco años más tarde nos pusimos a las órdenes de la Comandante, no sabíamos qué estábamos haciendo ni a dónde nos llevaría aquello. Aunque siempre intuimos que sería lejos.
Y lento.
Todavía hoy no sabemos cuál será el siguiente puerto ni cuántos quedan.
Pero bendito viaje.
0 respuestas a «Pequeñas victorias»
Enhorabuena!todo curro tiene su recompensa, No pares. Un saludo
Me alegro mucho por vosotros, ¡enhorabuena!
Con tu fuerza, ya sabía yo que llegarías lejos!!! besos
Internet es una tecnología nueva que revolucionará el mundo y sus mentalidades. Por eso quizá la única manera de flotar en sus aguas es sin rumbo fijo… aunque con un par de remos. Para mí, es como la aventura de los primeros cineastas, que exploraban las posibilidades de aquel nuevo lenguaje, en gran medida por el placer de hacerlo. Su recompensa fue -nada menos- el privilegio de inventarlo todo en una sola generación. Yo en vuestro lugar no me desanimaría. Siempre seremos una minoría, pero todavía no sabemos cuántos (es decir, cómo encontrarnos en la Red), y en Internet -de momento- todos cabemos. Hay que dar tiempo al tiempo. Entre tanto, os animo a mantener al menos un remo metido en el agua. Escribís muy bien en forma y en contenido, y -lo más increíble de todo- sin ideología. Bravo.
Caramba, Ricky, me ha tocado lo de la ideología.
Para mí la ideología es una caja cerrada que impide que evolucionemos, es cómoda, sí, como las reglas, las normas y las leyes. Para mí (y creo que para muchos de nuestros colaboradores y lectores), ideología significa que otros piensen por mí y me digan qué tengo pensar.
La vida es un aprendizaje, y creo que la razón de la existencia del ser humano es ir incorporando lo que aprende, y esto puede hacer que cambie su manera de ver el mundo , sus opiniones y hasta su intención de voto.
Sin embargo, a la ideología no suele gustarle que sus acólitos crezcan. Pues, si creces, no cabrás en su pequeña y segura cajita.
Yo digo como Marx(Groucho):
«Estos son mis principios…pero si no le gustan, tengo otros»
Enhorabuena, soy una de las alumnas que va a asistir mañana a su charla sobre el libro. He leído el libro y cada página que avanzaba, como se dice ahora, «enganchaba» más…
Gracias por tal obra, estoy segura de que no nos va a decepcionar en su charla.