Categorías
General

la vuelta al cole

por hija de cristalero
Fotografía en contexto original:agirregabiria

De vuelta al trabajo después de un mes de asueto, paro en mi tienda de los chinos.
Madre e hija se ponen muy contentas de verme. No sé si porque les caigo bien o porque significo 2, 40 euros semanales (tres latas de Coca Cola). Me saludan muy contentas y casi salen de detrás del mostrador para darme dos besos.

Son las diez y media de la mañana, delante de mí hay unos obreros españoles que han cogido varias litronas de cerveza y hacen recuento de monedas. Cojo mi Coca de la cámara, llevo el dinero justo y lo dejo sobre el mostrador. La manga de mi colorista camisola de mercadillo, más o menos vaporosa, da tema a la hija. Desde el día que le pregunté si no está harta de estar con sus padres las 24 horas los 365 días del año, aprovecha cualquier ocasión para pegar la hebra conmigo.

– ¿No tienes caló con manga lalga?

A veces creo que está deseando que le diga que estoy deseando tenerla delante de una cámara y dejarla hablar sobre lo que significa ser joven, ser chino, vivir en España y pasar toda tu existencia pegado a unos padres que, sin ti, no podrían vender un lápiz porque no hablan ni papa de español.

Pero hoy no tengo ganas de hacer un documental de investigación sobre el fascinante mundo chinoespañol. Tengo síndrome postvacacional y un montón de trabajo mal pagado por hacer. Y además, está su madre, y los obreros, que debieron estudiar con la LOGSE y todavía no han acabado de contar monedas. Que aprendan de las chinas, que cuentan de miedo.

– No, esto no da calor –sonrío agitando la manga para que vea el vuelo que tiene- Adiós, buenos días.

Y, sin más dilación, me abro.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *