Por el hombre que no comía chucrut
(Nota de Proscritos: esto es un comentario al artículo Tirando piedras contra mi tejado. Nos ha parecido tan bueno y revelador, que lo hemos ascendido a la categoría de artículo, para que quienes se lo perdieran entonces, puedan leerlo ahora )
Imagen: 100musicalFootsteps
una cosa es la dimensión social del amor (y sus ministerios)
y otra diferente es la verdad que se oculta
en esa habitación con vistas que es la pareja.
porque el amor,
como casi todas las narraciones,
se rige, de un modo u otro, por el esquema “principio-nudo-desenlace”.
están los amores cuento,
los amores relato corto,
o las largas novelas decimonónicas.
están los amores james joyce,
delirantes y complejos.
los amores raymond chandler,
brutales y trepidantes como un balazo preciso.
o los amores perez reverte,
previsibles, coñazos y mal narrados.
yo quisiera vivir un amor “detectives salvajes”:
intenso y furioso a lo largo de casi mil páginas.
pero eso no está en mi mano,
eso, en algún caso, es una decisión del universo.
pero volvamos al affaire “tirando piedras…”.
cuando el amor en la pareja se vienen abajo,
o bien se culpa al otro
(por algo que ninguno de los dos ha elegido: el hundimiento de los afectos),
o bien uno se retira con dignidad
y asume que ahí fuera sigue latiendo la vida.
una retirada a tiempo, lo dice el saber popular, evita muchas víctimas.
sea como sea,
el amor nunca es una imposición.
en algún caso es un diálogo.
en la pareja puede que uno sea más brújula que el otro,
que uno de los dos tenga más claro el gps vital,
pero siempre se trata de un diálgo,
de un quid pro quo,
de un proceso de convergencia.
de lo contrario, mal vamos.
de lo contrario,
el amor se convierte en un campo de trincheras.
y ya se sabe que en estado de guerra
ni una erección es tan ciclópea
ni una vagina está tan húmeda y dispuesta.
y si hemos llegado a ese estado, amigo,
no hay auditoría emocional que nos salve.
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¿Previsibles y mal narrados los amores del Reverte? Leete El Pintor de batallas, hombre. Que malo es hablar de oídas.