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General Lecciones de la vida

Cajas

Una noche inspirada, Claudio -que vive entre dos países y varias mujeres- resumió en una sola frase su vida amorosa: estoy harto de hacer cajas.

La última vez que hice cajas, unos mercenarios tardaron cuatro horas en desmantelar los últimos catorce años de mi vida. Aquel día éramos cuatro mujeres, sólo dos no lloraban: mi hija y yo. Ella era demasiado pequeña para saber que estábamos volando los puentes al enemigo, pero se comportó con una entereza que todavía hoy me pone los pelos de punta. No sé si se volvió a echar un último vistazo cuando arranqué el coche: de aquel momento sólo recuerdo el alivio de quien comprueba que el plan de fuga ha funcionado.

Hoy, cuatro años después, he estado todo el día metiendo libros en cajas: me mudo dentro de unos días.
Ahora no tengo prisa.
Tampoco tengo ningún corazón partido que guardar: he llevado al Punto Limpio el que traje a esta casa.
En esta ocasión, sólo nos mudamos.
Y hay que aprovechar las mudanzas para deshacerse de lo que ya no sirve.

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