por mujerabasedebien
Fotografía en contexto original: guardian
María, José y Eduardo se han reencontrado en Facebook veinte años después.
Eduardo y María vivieron una relación apasionada, feliz y tormentosa, que nunca han olvidado. José era el mejor amigo de Eduardo y se convirtió, por afinidad intelectual, en el mejor amigo de María. Iba con la pareja a todas partes, cuando salían de viaje compartían la misma habitación. En una cama, José; en otra los gemidos de Eduardo y María.
Una noche que los tres llegaban a casa de Eduardo bastante puestos de alcohol, José abrazó a María al entrar en la cocina, Eduardo les abrazó a los dos y ella no tardó en ser el centro del triángulo. María, besada, tocada, abrazada y envuelta por ambos, no dijo nada en contra cuando Eduardo propuso que continuaran en la cama. Dejó entre risas que los dos la fueran desnudando por el camino, ofreciendo su boca ahora a uno, ahora a otro; sonrió cuando cada uno se agarró de una de sus tetas y se contoneó cuando ambos desaparecieron bajo las sábanas.
Pero cuando llevaban un rato acariciándola y besándola como a una diosa, María rompió a llorar y dijo que lo sentía pero que no podía continuar. Que no podía dejar de pensar que, por mucho que la apeteciera, aquello acabaría haciendo daño a alguien.
José se retiró a otra habitación a masturbarse pensando en ella, ella se abrió para Eduardo pensando en José y Eduardo entró en ella imaginando que él estaba sentado en una silla, mirando como José entraba en ella.
María perdió el contacto con ellos unos meses después, cuando Eduardo y ella rompieron.
José y Eduardo se perdieron la pista algunos años más tarde.
Veinte años después, los tres se han reencontrado en Facebook.
Y esta noche, Eduardo y José han recibido un correo:
“¿Estáis pensando vosotros lo mismo que yo?”