El hombre es el animal que más tiempo sobrevive a su apogeo sexual,
a diferencia por ejemplo del salmón, que tras viajar miles de kilómetros por el océano y remontar un río hasta su fuente en la montaña, se entrega con frenesí cromático a una orgía reproductora y muere inmediatamente.
Los biólogos atribuyen esa mayor supervivencia del humano, a la necesidad de nuestra especie de trasmitir sus conocimientos a las siguientes generaciones. Desde los albores de la humanidad, en todas las culturas, los hombres entre la madurez y la muerte han cumplido ese mandato biológico, siendo por ello acreedores de respeto y obediencia por parte del resto de la comunidad. Los senados y los consejos de ancianos han ejercido el poder político en muchas sociedades y naciones a lo largo de la historia.
Actualmente, en los países del primer mundo, gracias al menor desgaste físico, a la buena alimentación y a los avances de la medicina, las expectativas de vida de la población han aumentado. Pero la llamada tercera edad es un periodo vital al que se ha desprovisto de su razón de ser biológica. Los viejos no cuentan sino como carga social y familiar. Sus opiniones no son tenidas en cuenta ni por sus propios hijos y nietos. Son un incómodo reflejo de nuestro propio futuro que nos recuerda, permanentemente, que todos tenemos fecha de caducidad.
A mis cincuenta y nueve, en mi desconcierto ante esta realidad que niega el sentido a mi supervivencia, me pregunto si quizás llevaban razón los héroes malditos que como Dean, Hendrix o Marylin vivieron intensamente, murieron jóvenes y dejaron bonitos cadáveres.
0 respuestas a «Desconcierto»
Comentaré tu post, que me ha gustado mucho, barriendo para casa, a ver si vendemos algún librito ( también se puede descargar gratis en proscritoseditorial
Aquí va este extracto de Seduciendo a dios
“En ocasiones me siento a fumarme un cigarro en algún banco
de viejos. Y siempre ofrezco tabaco. Hablan de los que han muerto,
hacen apuestas para ver quién será el siguiente.
Desean la muerte.
Y antes de regresar a sus casas correrán al bar de enfrente, urgidos
por la próstata, y harán gárgaras con Coca-Cola, no les vaya a oler la
nuera, la hija, la mujer, la hermana, el aliento a tabaco. Hombres a los
que las mujeres no permiten quitar una última calada a la vida.
Cuando me miran las tetas, les sonrío.
Antes la vejez era más corta. Moríamos por menos motivo: una
gripe, un mal aire. Antes, quienes llegaban a muy viejos eran considerados
sabios, hoy cualquier idiota puede llegar a cumplir noventa
años. La vejez, que debería ser un último y breve estadio del ser humano,
pronto pasará a ser casi la mitad de nuestra vida.
Pronto sólo recordaremos haber sido viejos.
Enciendo un cigarrito y doy un trago a la cerveza”.
(Para leer más de Seduciendo a dios, pincha aquí)
Dejaron un bonito cdaver y una leyenda. O llegas a viejo o vendes posters.
Elige
Antonio: me asusta pensar que a tus 59 años ( si no he entendido mal),comiences a dudar sobre la razón de dejar de existir,salvo que sintonices plenamente con esos héroes de super imagen, intoxicados x lo terminal del narcisismo.A muchos de ellos me hubiera gustado verlos ahora en su evolución no elegida.Todos creyeron elegir el mal menor.Solo imaginaron su gloria en el gesto espantado, morboso y sorprendido de unos fans, ante la noticia.La impaciencia,los miedos y el pesimismo de cada uno de ellos, los congeló en una frágil memoria colectiva.(vaya comentarios para «los héroes»).Mi enorme respeto y «desconcierto» ante la vejez.Susana ( una mujer argentina).