por hija de cristalero
Ayer me dijo que quiere alistarse en el Ejército 12 meses cuando acabe bachillerato, antes de ir a la facultad.
No es una idea nueva, pero siempre me había parecido lejana y peregrina.
Al principio no le di demasiada importancia: le queda un año y medio de Instituto por delante. En ese tiempo puede descubrir cosas que distraerán su atención sobre lo que ahora le parece tan importante.
Pero empezó a contarme los requisitos necesarios, las pruebas que hacen falta, los papeles que piden, y me di cuenta de que se había empapado a fondo la web de las Fuerzas Armadas.
¿Y si ninguno de los placeres que vaya descubriendo le aparta de la idea?
A los siete años se sentaba conmigo a ver los debates sobre el estado de la nación y se los tragaba enteros. Después, colocaba todos sus peluches en la escalera, les bautizaba con los nombres de los políticos y les iba dando la palabra según si lo que decían le convencía o no.
Hace algún tiempo me dijo:
– Lo malo de los anarquistas es que os creéis que la gente es buena. Si la gente fuera buena, el anarquismo sería lo mejor.
Devora ensayos sobre la Segunda Guerra Mundial, se sabe todos los Ejércitos que combatieron, todas las unidades, todos los uniformes, todas las armas, todas las estrategias, todos los nombres…le apasiona todo lo que tenga que ver con la Historia, es más: dice que hará la carrera pero que no se ganará la vida con ella.
Siente una inclinación natural hacia la disciplina y el orden.
Cuando jugaba al fútbol, sólo le gustaban los entrenadores que le exprimían a fondo.
¿Y si a lo tonto a lo bobo acaban reventándome al niño donde Cristo dio tres voces?
Todas las noches, antes de irme a la cama, entro en las habitaciones de mis dos hijos para darles un beso mientras duermen. Ayer, pasé por la suya y sentí de nuevo el inmisericorde dolor que sentía hace años en el ascensor de un gran hospital, cuando bajaba rodeada de gente que hablaba de sus cosas mientras mi hija luchaba entre la vida y la muerte (ganó mi hija).
Desde que las mujeres os traemos a la vida, los hombres hacéis todo lo posible por buscar la muerte: que a ver quién se tira desde más alto, quién hace más burradas con la moto, quién da la curva más rápida… Resultaría inútil explicaros cuánto duele un desgarramiento de entrañas.
Le he pedido al soldadito español que vea este video entero, con sus 11 partes. Y le he dicho que, si después de conocer lo que no cuentan los videojuegos sigue insistiendo, le presentaré a un Comandante del Ejército de Tierra para que hable con él.
Me he tirado toda la vida diciéndole que tiene que hacer lo que le haga feliz.
No voy a echarme atrás a estas alturas por miedo al sufrimiento.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=r-B1F5izOIY[/youtube]
0 respuestas a «Dicotomía»
Hija de Cristalero,
Te estas convirtiendo en algo así como mi santa de cabecera.
Igual no puedes decidir la profesión que elija tu hijo pero si que puedes influir en la manera en que se desempeñará. En la política y en las fuerzas armadas (que me temo tienen bastante de política) siempre hacen falta personas decentes e inteligentes, e idealistas, y honorables, y nobles, y educadas, y…
Ánimo!
Muchas gracias por tus palabras, Asterión.
Los hijos no son propiedad privada de las madres (ni de los padres ) y tienen que seguir su propio camino, pero son nuestra semilla.
El protagonista de este artículo es un hombrecito con un arraigado sentido de la decencia y el deber. Sabe que sin disciplina nunca alcanzará nada de lo que sueña, y cuando algo le interesa, lo da todo. Podría, como muchos otros de su generación, esgrimir su situación de adolescente sin padre para tocarse las pelotas y esperar que la sociedad se lo dé todo hecho. Muchos a su edad tienen moto, consola, teléfono móvil, paga de 30 euros, permiso para llegar a la hora que les apetezca… y cuatro o cinco asignaturas suspendidas por trimestre. Todos los derechos y ninguna obligación.
Mi hijo carga con parte de las tareas del hogar y con las maletas más pesadas, saca buenas notas, discute de política con los adultos a su mismo- o mayor- nivel, tiene una insaciable sed de aprender y una sana ambición .
Este país necesita hombres como él.
Y, decida lo que decida, si lo hace con el corazón, contará siempre con el apoyo de su madre. Aunque a mí me dé miedo. Su vida no me pertenece.