Miguel Pérez de Lema
Es muy americano todo lo que tiene que ver con el fenómeno de esta película. Y por eso me gusta tanto. Hablo de su relación con el éxito, la superación, y el dinero como metáfora de ambas cosas. Todos conocemos ya la historia: que costó 15.000 dólares, y se rodó en siete días en una localización única -la casa del director- y que fue comprada para redigerirla por una gran estudio pero logró que le dieran una pequeña oportunidad de estrenarse, y que fue conquistando al público y que ahora lleva ya más de 150 millones de dólares de taquilla.
La inteligentísima promoción de la película sigue jugando con su propia mitología, proponiendo a los espectadores convertirse en rebeldes agentes del bien, que pueden luchar y vencer al mal apoyando la película (comprando una entrada, aumentando el éxito, superando las dificultades). Desde Internet, los promotores que ahora sí son los grandes -la Warner- disfrazados de pequeños, han lanzado una campaña para que los espectadores puedan reclamar que la película se estrene en su ciudad. Así pueden participar, ayudando al fenómeno, y obteniendo una recompensa moral, y el privilegio de participar en un fenómeno sociológico. Me mola, soy un romántico.
En esta mitología los creadores -ahora aliados con el público-, representan las fuerzas del bien, del héroe, que se impone a las todopoderosas hordas del mal: en este caso las productoras no la produjeron, el establishment que no la apoyó, y supuestamente las distribuidoras que no la quieren exhibir porque siguen considerándola un riesgo -por ser demasiado pequeña e independiente-.
Como españoles vemos el fenómeno con un sesgo particularmente afilado. Como un golpe a nuestras particulares fuerzas del mal, el cine patrio y su victimismo y sacacuartismo, que ante la evidencia de que es posible rodar una película estupenda como esta y tener éxito con ella, se quedan sin argumentos para quedarse con nuestro dinero y seguir amparándose en que es insuficiente para hacer algo que merezca la pena.
Otro día hablaremos de la película en sí, que es una delicia, una joyita nacida como clásico, y que nos devuelve a la inocencia y la pureza del género de suspense. Diremos, para dar una idea, que el TALENTO de su director consigue que efectos tan especiales como el sonido de unas pisadas en unas escaleras o una sombra sobre una puerta, te atornillen al asiento.
(Nota erudita: La actriz protagonista, Katie Featherston, de belleza un poco porcina, posee, empero, los mejores pechos de la creación).
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=ecOwLxLf9Fg[/youtube]
0 respuestas a «Paranormal activity, una lección de cine, marketing y buen gusto»
Creo que era anoche o anteanoche, cuando en el programa de la oxigenidasíma cabeza de la Guillén Cuervo hablaban del fenómeno y por su puesto, decían que la peli en si misma era una mierda. ¿Envidia patria? No se, como no la he visto, no puedo opinar…pero por si acaso ellos ya se cagaron en ella. Para que no cunda el ejemplo por estos lares…
Una cosa es segura, no la han hecho con MI dinero.
Manda huevos…
Sobre el temita de las subvenciones y tal, un artículo transparente y vitriólico elviajedecrispulo