Miguel Pérez de Lema
Comenzábamos hace pocos días esta sección de carpetovetonismo ibérico oral, y nos encontramos hoy con este regalazo.
Merece la pena, de verdad, para quien no lo haya escuchado, entrar en los enlaces que pongo más abajo. Iberismo puro de oliva.
Resulta que un juez ha autorizado a grabar las conversaciones de los servidores de lo público de un pueblecillo de Córdoba: Baena. (Sí, yo tampoco había oído nunca el nombre de ese pueblo, lo que da aun mayor valor antropológico a los documentos. Se sigue la vieja tradición nacional de poner en el mapa a nuestras bellas pedanías a golpe de página de sucesos). Y El Mundo ha sacado unos cuantos cortes de voz en la edición andaluza de su web, que son auténticas lonchas de pata negra.
Si en el siglo XXX alguien quiere conocer la España de hoy, y ponerla en relación con la España del X y la de su tiempo, debería comenzar por estas grabaciones.
Sociología, antropología, hasta teatro radiofónico. Puede uno ir reconociendo en estas voces los personajes de una trama eterna: España. Viva la justicia. Lo de menos es que los emplumen -hasta lo dudo- para nosotros lo importante es haber tenido acceso a estos documentos sonoros.
Superando en varios enteros lo imaginable, one more time.
En el capítulo de hoy: «Baena, qué hermosa eres».
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Mi favorita:
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0 respuestas a «Voces de la España profunda: el impagable legado de las escuchas judiciales»
¡Baena, onde’l aceite!
¡Ocho botellas!
Hombre, Miguel, qué poco viajado por el sur te veo… Baena no es una aldea perdida, es una capital del aceite.
Mi favorito es el de ése que dice que le da no se qué gastarse su dinero en putas. Mejor gastarse el de los impuestos, así todos los contribuyentes sentirán un poco de gustirrinín. Manda cojones.
Joé, pues yo no he podido oírlos enteros de la sobredosis de sordidez que me estaba dando.
Pues deberías. Porque, lo más triste, es que conversaciones como éstas podríamos escucharlas en prácticamente todos los Ayuntamientos de España. No es algo característico de Baena, ni de ningún partido político. Todos cuecen habas.
Mis disculpas al gremio aceitero. No quise hacerles de menos, sólo dije una verdad -que no me sonaba el pueblo- y constaté y comprobé conmigo mismo una tradición -la de poner sitios en el mapa a golpe de sucesos-.
Las conversaciones son todas grandiosas pero mi favorita es la de las ocho botellas porque la frase:
«¿Tanto hemos comío?»
me parece un colofón insuperable. Insuperable.
¿Tanto hemos comío? Y sin embargo, esa es la más normalita: 437 euros entre 12 comensales, da a 36, 41 euros por barba (habría que ver si esas 12 personas tenían que estar en esa comida) Y ocho botellas de vino entre 12 personas, da a 0,6 (dos o tres vasitos de vino por person, nada del otro jueves por otra parte)
Pero es cierto que lo de ¿tanto hemos comío? está cachondo. Parece que, a toro pasado, hasta se preocupan por lo que hacen con nuestro dinero.
De esas 12 personas, por pura estadística, habrá 4 0 5 que no beban apenas.
Eso da prácticamente a botella por barba. Vamos, lo normal para otra frugal comida de un día laborable en el muy noble ayuntamiento del Baena.
Me gustaría que cuando acabase este apocalipsis mostrenco en que estamos, quedase flotando sobre el humo radiactivo esa última frase:
«¿Tanto hemos comío?»
¡Qué gran epitafio para la humanidad!
Así somos y así nos va… cultura del pelotazo, buen comer, puterio… Pura idiosincrasia ibérica. En cuanto a la comida es claramente frugal y de trabajo, parece que en la cuenta no hay farias ni sol y sombras.
Sin palabras….
carramba Miguel, con castellanos como tu a los vascos no nos va a quedar nada que criticar, otra cosa es lo de Baena, conocido pueblo de Córdoba.
Un saludo y gracias por tu siempre acertado y a menudo sardónico punto de vista.
Como imaginarás, para mí lo vasco es lo más quintaesencial de lo español, como cuenta la muy verdadera historia de la expansión de nuestros reinos, con Navarra siempre en la vanguardia.
Lo que digo siempre: no es que los vascos sean españoles, es que los españoles somos vascos.
Y Baena es tierra de conquista, supongo.
(ya pondré alguna voz norteña de la España profunda, que las hay, vaya que si las hay)