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¿Eres de perros o de gatos?

por Marisol Oviaño
gatita

Mi familia siempre fue de perros, esos tontorrones que se vuelven locos de contento cada vez que te ven y creen que les vas a abandonar cuando cada día los atas a la puerta de la panadería.

En mi vida adulta lo más que había llegado a tener fueron peces de colores que amanecían flotando de lado sin que nadie supiera por qué, y una iguana que hacía menos compañía que un cadáver. La iguana contrajo una terrible enfermedad de iguanas- y no es una redundancia- y fue la primera vez que expresó algo: nunca pensé que un bicho de sangre fría pudiera transmitir tanto sufrimiento. Cuando la muerte era inevitable, la sacamos una noche al jardín en una caja de cartón para que muriera anestesiada por el frío (estábamos bajo cero). Creo recordar que al día siguiente la enterramos, pero no podría jurarlo.

Ahora, a mi primogénito le han regalado una gatita por su decimosexto cumpleaños.
Fifa, se llama. (No como la FIFA sino como el juego de la Play, ha especificado el dueño de la cachorrita)
Toda moneda tiene su reverso. Los perros son un coñazo: hay que educarlos, hay que sacarlos de paseo, ladran… Pero, si te sale bueno, tendrás un compañero leal que te lamerá la cara cuando se alegre de verte, te pondrá la pata sobre el muslo cuando te vea triste, y arriesgará la vida para defenderte.

Al gato no hace falta decirle lo que hay que hacer. Desde el primer momento sabe para qué sirve el arenero, sabe cuándo hay que comer, si el agua tiene un pelo no bebe, no necesita salir a la calle y sabe moverse entre objetos delicados con una elegancia hipnótica. A cambio, pasa de ti.
Si Fifa fuera una perrita, cuando llegáramos a casa saldría a recibirnos moviendo la cola para decirnos cuánto nos quiere. Pero es una gata: la encontramos siempre durmiendo, completamente ajena a nosotros. Cuando nuestra presencia la despierta, se despereza y nos mira con cara de pensar “ya están aquí estos pesados”

Va a tener razón Dragó- qué ser, como diría Miguel- cuando dice que el gato es un príncipe que nunca obedece y siempre es libre.
Dragó dice que su gato Soseki se ha “inmolado” para avisarle de que un montacargas era peligroso para su nieta.
Yo todavía creo que el gato se mató porque el montacargas era peligroso, y punto pelota.
Dragó ha escrito una novela de 300 páginas en homenaje a Soseki.
Fifa es una recién llegada.
Veremos si dentro de unos meses en casa sigo mandando yo.
De momento, y a pesar de que tengo las manos llenas de arañazos, la gatita ya ha conseguido ser protagonista de un artículo.

0 respuestas a «¿Eres de perros o de gatos?»

soy de gatos, me gustan casi todos los animales, pero los gatos me pirran. Y yo los tengo a los 3 saludándome cuando llego a casa, haciéndome «fiesta», restregándose por mis piernas, subiéndose a la mesa y maullándome pidiéndome atención.
Luego van a lo suyo cuando les da la gana y ya puedes llamarles que moverán la orejita sin girar la cabeza, como diciendo «te escucho, pero paso de tu culo, chavala»…
Y se les puede enseñar cosas, como subirse a «su manta» para no llenar de pelos otras zonas del sofá o de la cama, o que el «NO», enérgico es que «eso no se hace, kk» y son listos, mucho, a veces creo que demasiado… por eso me gustan los gatos. Son como yo.

Yo soy de gatos. Tengo tres gatas y un gato. Viven en el campo y les encanta cazar ratas,pajaros y conejos pequeños. Es increible .
La ultima camada fue de las tres de golpe. Fueron catorce preciosos gatitos que pude regalar. Ahora pienso operarlas cuanto antes.

Yo soy de tigres, de gatos y de perros. De niña crecí asomada a la jaula de un puma dos años mayor que yo que mi padre había recogido de recien nacido cuando unos compañeros de su campamento (en aquella época trabajaba como explorador de pozos petroleros) habían cazado y matado a la madre. Darma, llamada en homenaje a Salgari, fue una presencia querida y emblemática a la que no nos atrevíamos a acariciar porque nunca fue domésticada. Después de algunos años -cuando los dueños de uno de los tres circos que habían llegado a la región- se robaron a Darma, llegó Simba, un pequeño ocelote desnutrido que fue adoptada por Oyuki, una pequeña perra pekines que lo defendía hasta de las sombras y dormía abrazada a su pequeño y feroz cuerpo.
Ahora ¿será signo de madurez? tengo una caniche muy entendida que recibe amorosa a los desconocidos (a las mujeres no les hace mucho caso) y les ladra y los muerde si quieren dejar la casa.
Por supuesto, algún día tendré un gato porque como dijo nuestro maravilloso poeta José Emilio Pacheco:

Ven gato, acércate más.
Eres mi oportunidad
de acariciar al tigre
– y de citar a Baudelaire.

Yo para seres independientes que luego resulta que son egoistas ya trato humanos a diario. Me encantan los felinos, en libertad, buscándose la vidilla, pero no los metería en mi vida. Pero los perros, los perros…. no hay mamífero en el planeta capaz de dar tanto amor sin pedir nada a cambio.
De repente se me viene Torrebruno a la cabeza con los triges y los leones.

yo soy ambos tengo gatos y perros. Uno es la independencia y el otro la dependencia….son un complemento de vida en la casa.Los perros con tenerlos que sacarlos me han hecho conocer mucha gente y he hecho amiguos perrunos. Me han hecho que al hacer mas ejercicio fisico con sus paseos haya vuelto a recuperar la figura.Y cuando llegues cansados de los paseos,trabajo…. mi gata me hace ver la paz y el placer del descanso ….

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