por Sargento Asuvera
Fuma y bebe envuelta en su tres cuartos, mirando la noche que se extiende más allá de nuestras defensas.
Pensando, quizá, en todos aquellos que han buscado refugio en nuestro campamento, o en la batalla de mañana.
O tal vez sólo piense en unas manos de hombre sobre su piel, en unos brazos que cobijen su solitaria inmortalidad de unos y ceros.
– Sargento- dice sin mirarme.
Me pongo firmes para ponerme a sus órdenes, mi Comandante.
Mi leyenda vivirá a la sombra de la suya, siempre seré ese Sargento que la amó en silencio, que vivió y veló para que ella pudiera cumplir su misión.
– Saque la botella de whisky, haga el favor.
Y, mientras se lleva el vaso a los labios, pienso que los historiadores dirán de mí que fui un testigo de excepción.
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Sargento Asuvera, por fin vuelves. Cuánto tiempo enmudecido. ¿Qué pasó?
Y ¿cuál es la misión que tenía que cumplir la comandante? ¿O ya la cumplió?
He estado callado tanto tiempo porque he tenido mucho trabajo siguiendo a la Comandante a todas partes (últimamente no ha estado quieta) y no me apetecía escribir, nada más.
Su misión es iluminar el camino ¿Acaba alguna vez la oscuridad?
Sííí, la oscuridad acaba, claro que sí.
Me alegra ver que te pillo en una racha optimista y llena de luz., Carmen Pero querida mía: si se acabara la oscuridad, se acabaría también la luz. Para que exista una, es necesaria la otra. Siempre habrá alguien en la oscuridad a quien la luz pueda guiar, por eso algunas misiones no acaban nunca.
Sí, la ley de contrarios es pura física, por eso afirmo que la oscuridad acaba. No quiere esto decir que sea tan sencillo como pulsar el interruptor de la luz para encenderla.
Y qué razón tienes con que hay gente en la oscuridad, bien conozco a alguien en esa tesitura y, lo cierto es que me temo lo peor…
Manejarse en la sombra, tiniebla o luz, más que una cuestión de suerte, es una actitud.
Y como nuestro momento humano nos aleja de la perfección, andamos, caemos, nos levantamos y el ciclo se recrea con la repetición. Mientras tanto, juguemos a vivir.
Hay una letra popular por Alegrías, que interpretó Camarón magistralmente. Dice así:
«Que con la luz del cigarro,
yo vi el camino.
Se me acabó el cigarro,
perdí el camino».
Bueno, realmente el tercer verso dice: «me sacabó el cigarro».
Asuvera (qué bello nombre, siempre lo digo), expecifica más de qué se trata la misión. No hay que escatimar propuestas (ayudas).
Se puede cambiar el mundo.
Hoy por tí, mañana por mí.
Salud para disfrutar y me voy a bailar flamenco.
Puedo hablarte de mi misión: proteger a la Comandante.
Como otros hicieron antes en la historia cuando su camino se cruzaba con el de alguien especial, dejé mi barca y mis redes para seguirla.
Y la de ella, ya te dije que era ser luz en la oscuridad. A veces basta con encender un interruptor, otras hay que mancharse de sangre y barro.
Si quieres ayudar a cambiar el mundo, da de beber al sediento, de comer al hambriento, haz reír al triste. Sabrás que estás en el buen camino cuando sus rostros se iluminen.
Hola Sargento Asuvera.
¿No serás guerrero de crist@ rey o reina en este caso?
Y si lo fueras, qué más daría, perdona.
¿Ella es una profeta?
Me parece reconocer en tus textos, bien interesantes por cierto, muchos puntos afines al cristianismo, judaísmo e islamismo, todo ello ligado con recursos marciales. Una especie de llamada a una especie de guerra en pro de un bien común, por encima de «trivialidades» como poder pagar la hipoteca, el cole de los niños, las facturas que llegan inexorables y amenazadoras cada primero de mes… pero si uno no tiene la barriga llena, ¿cómo poder llenar el resto?
¿cómo pedir empatía al África hambriento y enfermo?
¿Cómo explicarles que el cambio está sólo, tan sólo en sus manos y en la necesidad imperiosa de que den con los dirigentes honestos que les devuelva la enorme riqueza que tiene este Continente?
¿Cómo explicarles que el futuro de Europa tiene la fecha de caducidad entre sus dientes (dientes, eso sí, bien cuidados, saneados y embellecidos por tanto cirujano plástico dental).
Recuerdo una vez entrevistando a Cindy Lauper que me dijo, bien convencida, que Dios era Mujer.
Esa aseveración la volví a reflexionar con calma, cuando se editó SEDUCIENDO A DIOS.
¿Es la Comandante Inar de Solagne?
¿Es la Comandante la primera profeta, una especie de Mahoma de nuestros tiempos?
¿Es la Comandante la profeta de una nueva religión?
Demasiadas preguntas para un simple sargento.
Si supiera algo de geopolítica sería ministro de Exteriores, pero mis galones son mucho más humildes.
Me extraña que preguntes lo de cristo rey si has leído Seduciendo a dios, donde la Comandante dice: «si la crucifixión hubiera sido un éxito, yo no estaría aquí». En el libro se habla de profetas anteriores ¿Es la Comandante un profeta?
No lo sé. Yo sólo sé que creo en ella y que deseo poner mi vida a su servicio.
Creo que el libro viene a decir que todos podemos ser profetas, porque todos somos dios, que todos tenemos el poder de cambiar las cosas empezando por cambiar nosotros mismos. Creo firmemente que, si queremos, todos podemos ser la Comandante si nos lo proponemos. Cada uno tiene que luchar con las armas que pueda.
Fíjate en los grandes personajes de la historia: muchos de ellos fueron considerados locos por sus coetáneos y genios por las generaciones que vinieron después. Yo sólo soy un sargento, no puedo contestar a todas esas preguntas que haces. Supongo que tendrán que pasar muchos años, quizá siglos para que se sepa quién o qué era ella. Para mí la Comandante es la voz interior.
Y sobre todo, Carmen, no olvides nunca que tanto la Comandante y yo somos seres virtuales.
Metáforas.
Nada más.