El pelo,
como la ropa,
nos ayuda a esconder nuestro verdadero yo.
Puede disimular defectos,
acentuar virtudes
y
sobre todo,
desviar la atención de lo que dicen nuestros ojos.
Ver cómo el pelo va cayendo
poco
a
poco
es una experiencia casi religiosa.
Nos ayuda a comprender que estamos agazapados bajo nuestra apariencia.
Y que,
sin ella,
sólo somos
esa mirada.
Esa verdad desnuda.
0 respuestas a «Todos deberíamos hacerlo alguna vez»
Suscribo al 100% la «catarsis del pelao», (Para mí fue un auténtico punto de inflexión despues de doce anhos parapetado tras una melena), aún contraviniendo a mi abuela que siempre decía «donde hay pelo hay alegría».
Yo lo he hecho alguna vez. A veces hay que salir de detrás de la melena y dejar que el viento nos acaricie TODA la cabeza.
…y redescubrir la cabeza y el cogote como zonas erógenas, grgrgrrr……………..
Y todo el mundo te toca la cabeza.
Y cuando el pelo empieza a crecer dejan de tocártela.
Y casi como que agradeces que te dejen en paz, y vuelves a dejártelo largo.
Pero es una experiencia agradable.
Que no nos rapen nunca la mirada.¿hay algo mas erótico que unos ojos sobre otros?.Susana ( una mujer argentina)