Vengo de lugar al que tú quieres ir.
Sé lo que tú quieres saber.
Y te sientas conmigo
a enseñarme
tus mapas
tus planes
y veo
tus manos
blancas
y
suaves.
Las mías son ásperas
y están manchadas de sangre
mi cara está surcada
por cicatrices
que me hizo el viento helado
de la soledad
mi espalda
da fe de los latigazos
que tuve que sufrir
mi corazón
ya es sólo una máquina de bombear
mi familia
escupe mi nombre
cada Navidad.
Y tú crees
que llegaras allí
y te harás el amo
sin mancharte las manos.