por artistadesconocida
Fotografía en contexto original en: gacetaliteraria
Mientras la señora Lamentaciones desgrana un día más el rosario de sus penas, me doy cuenta de que llevo años escuchando las mismas quejas contra los hombres. Pero dejo que hable, eso la alivia y a mí me ayuda a profundizar en la compleja naturaleza humana.
– Siempre he tenido muy mala suerte con los hombres- suspira.
Como hoy no tengo ganas de jugar a la verdad, no le digo que en su catálogo de amores hay un elevado número de hombres casados que no sólo engañaban a sus mujeres, sino también a sus amantes; divorciados sin oficio ni beneficio que habían abandonado a sus hijos y que, como era de preveer, también abandonaron a los hijos que tuvieron con ella; y todo tipo de inadaptados sociales que cuando llegaban a ella no habían conseguido mantener una pareja más de seis meses seguidos. El final de todos sus romances era previsible para todos, excepto para ella.
Ha estado hablando más de una hora y media. Cuando termina, yo callo y pido un whisky al camarero.
– ¿Y tú?
– ¿Yo qué?
– ¿Sigues viendo a Santiago?
– No. Se ha ido a vivir con otra mujer.
– ¡Qué cabrón! Y ¿tú cómo estás?
– Yo bien. Él quería una mujercita que le cuidara en sus últimos años y yo no tenía ningún intención de instalarme en su vida, porque me gusta mucho la mía. Es lógico que se haya ido con la que se comprometía a vivir para él.
– Hija, tal y como lo cuentas, parece que no te ha dado pena dejar de verle.
– ¿Pena? Sí, claro que me ha dado pena. Era un hombre muy inteligente y lo pasábamos muy bien en la cama. Pero soy consecuente- añado encogiéndome de hombros-: seguir siendo libre implica que, tarde o temprano, ellos busquen a otra que sí quiera encadenarles. Es lo que yo he escogido, no tengo derecho a lamentarme.
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Todos buscamos alguien que cubra nuestras necesidades. Ya sea a corto o a largo plazo.
Según pasan los años, si tienes suerte con la elección que hiciste en su momento, ese amor se transforma en complicidad, luego en comodidad.
Alguna vez tú eliges, otras alguien eligen por ti y te adaptas a esa decisión. No queda otra, no adaptarse implica sufrir gratuitamente.
Quejarse no sirve de nada. Todos de una manera o de otra le hicimos lo mismo a alguien.
Todos somos egoístas por naturaleza. Todos buscamos que nos cuiden, que nos comprendan, que estén a nuestro lado para darnos apoyo. Lo malo es cuando eso pasa solo en una dirección.
Hay tantas formas de ver y entender el amor como personas hay en el mundo.
Muy bien visto. Me ha gustado mucho. Tambien seguir siendo libre puede implicar que ellos consigan engatusar a una más joven o menos avisada de la vida, y que sin que ella tenga pretensiones de encadenarles, sean ellos los que se metan en la casa de ella, o la metan en casa de él (esto ya es más raro) …hasta que ella se da cuenta con horror de que tendrá que tirar las cosas de él por la ventana o incuso abandonar drasticamente el nido propio…
Las mujeres no son solamente libres versus encadenadoras, tambien las hay, por ejemplo, en proceso de aprendizaje…
Me encantan las mujeres en proceso de aprendizaje, sobre todo si hablan poco y escuchan mucho.
Pecadordelapradera, …tan pronto y ¿ya estamos poniendo condiciones?
¡Caramba! ¿hay alguien que no esté en proceso de aprendizaje?
En el mundo de los Sres.Lamentadores, que es amplio, universal y cotidiano, no existe un catálogo de amores, sino como muy bien define en el titulo la autora:sí un catálogo de decisiones.Cada nueva relación conlleva un compromiso inicial,obvio, difícil de mantener.Sólo eso.Nadie es libre,encadenadora, aprendíz o con oficio por el rótulo en sí.Ni macho ni hembra en la culpa, ambos definimos el principio y el final. Susana (una mujer argentina).
Muy bien dicho Carmen 😉