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Madres e hijas

por Marisol Oviaño
Fotografía original: enterritoriodelobos
loba

La herida nunca se cerrará del todo, y en algunos momentos, sangrará. Lo importante es cortar la hemorragia, y eso nos llevará algún tiempo.

Y yo no siempre tengo paciencia o ganas, la escasez de dinero no ayuda, tengo que dedicar demasiado tiempo a buscar dinero. Primero es llenar el estómago y tener un techo bajo el que guarecerse, después, la depresión. Yo no puedo deprimirme, ni enfermar, ni romperme una pierna. Yo no puedo esgrimir mis problemas para no ocuparme de los suyos; si ella sufre, yo sufro; si un miembro de la familia es desgraciado, la familia se va a la mierda. Pero, a veces, cuando estoy muy cansada, me tienta abandonarla a su desidia, rendirme y dejar que se pierda en el oleaje de quejas y reclamaciones y permitir que su vida sea una triste tabla que se pudra en la superficie sin pena ni gloria.

Llevo meses intentando hacerle comprender que alguien que derrotó a la muerte al menos dos veces antes de cumplir el primer año de vida, no debería tener miedo de nada. Los días que me pilla con el cable cruzado, le reprocho que no hemos luchado tanto para estar ahora quejándonos por todo. Yo aprendí de ella a no tenerle miedo a nada. Pero entonces ella era demasiado pequeña y ahora no recuerda cómo volver a conectarse a la energía que todo lo puede (si eres religioso, llámala dios). Y tenemos grandes broncas. Y llora, grita y se encierra en su dormitorio dando un portazo.

Y espero a que se calme, y entro en su cuarto y hablo con ella. Y le explico que estamos aquí para cumplir con nuestra misión: buscar la felicidad. Y que la felicidad no se encuentra en las cosas, ni en el dinero, ni en la fama, ni en el éxito. Ni siquiera en los otros. La felicidad está dentro de cada uno, y serás tan feliz como felices hagas a los demás. Sonríe y te sonreirán. Pero sonríe aunque no te devuelvan la sonrisa. Porque la vida tiene un plan y tarde o temprano, entenderás por qué es bueno para ti sonreír.

Para entonces ella ya ha dejado de hacerse la durita y me escucha atentamente. Aprovecho entonces para decirle que tiene que dejar de mirarse en el espejo para compadecerse y quejarse de todo lo que no tiene, que ha de empezar a mirarse en el espejo para dar gracias por ese pelo tan bonito, por esos ojazos oscuros, por esa preciosa boca, por esa piel que dan ganas de acariciar, por ese cuerpecillo rotundo. Por la vida que, contra todo pronóstico, bulle en ella. Porque para eso peleamos, para eso nacemos. Estamos aquí para luchar por lo único que es nuestro: la vida.

Mi hija consigue que, un día sí, tres no, me sienta como una central energética que hubiera de recargar de fe en sí misma a una joven batería, tan joven que todavía se descarga, todavía gasta energía en problemas absurdos e inútiles. En cada enfrentamiento, yo me desgasto y envejezco. Y aprendo. Y ella sale más fuerte, más alegre, más segura, más guapa.

Las madres que quieren parecer hermanas de sus hijas, no saben lo que se pierden.

0 respuestas a «Madres e hijas»

No se si el escribir esto te ha desgastado más o menos que los enfrentamientos con tu hija (o por el contrario te ha reforzado). Pero la cantidad de energía vital y positivismo que rezuma tu escrito es de agradecer.

Buen tema Marisol.Concuerdo: es algo cíclico siempre habrá una madre que envejezca, se deprima, se desgaste en cada enfrentamiento y en compensación se sienta mas sabia, y una jóven que despues de ese choque salga ilesa, sana rebosante con el banquete que le dió nuestra energía.Miles de generaciones repetirán sin duda nuestros mismos relatos con intercambio de roles permanentes.Y está bien.No es nuevo.Lo bueno es que nos pase, y no muramos en el intento.Susana (una mujer argentina).

Lo malo de que los informáticos sean amigos y siempre andemos en deuda con ellos, es que nunca encuentran el momento de cambiar la «v» por la «b». Y así llevamos años: diciendo que vuestros comentarios serán «aprovados».

» El sentido de la vida está en la lucha. El triunfo y la derrota están en manos de los dioses… Así que celebremos la lucha! »
Canción de guerra swahili

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