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El Guru y otras hierbas, 22

por Tímido Celador

– Nunca me acuesto dos veces con la misma mujer.

El Guru me mira como si no pudiera verme y me ningunea centrándose en lo que hay en la bandeja de desayuno que acabo de llevarle. Cuando no quiere bajar a desayunar con los demás y empezar el día predicando, malo. Coge una manzana, la muerde- algo sorprendente en un hombre de su edad que conserva la dentadura- y vuelve a posar sobre mí sus ojos ausentes, que esta mañana parecen estar de inventario por el cerebro. Los semicierra para enfocarme y dice:
– Por eso nunca aprendes nada.
– No estoy seguro de querer aprender.
– Pues no aprendas- contesta encogiéndose de hombros.

Está dispuesto a ignorarme, pero yo no pienso consentirlo. Necesito hacer backup de los remordimientos que llevan torturándome toda la semana. Nunca me acuesto dos veces con la misma mujer, pero eso es fácil de cumplir cuando la vida sexual se limita a encuentros no programados con desconocidas en lugares neutrales. La Sacerdotisa puede volver a aparecer en cualquier momento y sé que, a pesar de todas mis reglas, en cuanto me mire a los ojos seré hombre al agua.

– La otra noche follé con Iris- confieso al fin.

Según termino de decirlo me doy cuenta de que la Sacerdotisa pertenece a su harén, y que él puede interpretarlo como que soy el joven macho que viene a ocupar su lugar en la manada. Pero yo estoy acojonado y no tengo ninguna intención de pelear. Por mí, que se quede él todas las hembras. Yo soy demasiado cobarde. El Guru enarca las cejas superlativas y sonríe.

– Puedes considerarte un hombre muy afortunado, entonces. Hay pocas mujeres tan sabias como ella.

Le digo que me he tirado a una de sus novias y me habla como si le estuviera hablando de unos ejercicios espirituales.

– Pero sigo sin ver dónde está el problema- añade.
– Nunca me acuesto dos veces con la misma mujer- repito como un subnormal, incapaz de verbalizar lo que me preocupa.

– Pero eso era antes. Iris se ha cruzado en tu camino para enseñarte, la casualidad no existe. Aprovecha mientras puedas, aprenderás mucho, Iris habla con Dios. Y ahora, si no te importa, me gustaría desayunar a solas.

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0 respuestas a «El Guru y otras hierbas, 22»

Bueno, eso de ser incapaz de verbalizar los temores le pasa a cualquiera…que sea un «machote» al uso. Y a otro tipo de gente también, claro.

Tímido Celador, el resto de mi frase también te permitía identificarte como «otro tipo de gente» en vez de «machote» y veo que no has querido…

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