por Manolo Arana
Fotografía en contexto original: cuandocalientaelblog
Las prisas por sentirme arropado
mimado/tranquilo/besuqueado/caliente
esposado/taquicárdico/emparedado
me traen por la calle del amar-gor infinito
(si preguntan, esto no es una exageración, es una hipérbole).
Por eso es necesario, estrictamente
necesario
–que decía el poeta-,
frenar el estúpido y frenético baile
que me ha arrastrado a este punto ciego.
Desplacé (para que negarlo, fui yo)
el centro del universo a un lugar tan insano
como (y, tal vez, por eso) atrayente
y ahora no hay manera de hacerlo remontar.
Así que seamos realistas
y dejémonos de lamentaciones,
y ya que vamos a meter la pata,
metámosla hasta el mismísimo fondo.
0 respuestas a «El muro de las lamentaciones»
Di que sí. Mejor arrepentirse de lo hecho que lamentar toda la vida no haber tenido valor para hacerlo. De lost to de river.