por Juan Hoppichler
Fotografía en contexto original: servicioderestaurante
Prometeo poniendo su hígado diariamente para ser devorado, Ixión gira sin descanso atado a una rueda encendida, Atlas cargando con la esfera del mundo para siempre, las Danaides repitiendo su gesto indefinidamente… La repetición, que cada día sea igual al anterior, es lo que la sabiduría antigua llama infierno. Freud lo llama civilización occidental.
En el hotel estaba tranquilo, pero sentía que hacía demasiado tiempo que mi vida no era especial ¿es eso en lo que consistía ser un adulto? ¿Había vida más allá de la rutina?
Demasiado malpagado para despertar deseo, una vez me ponía el uniforme de camarero pasaba desapercibido para las mujeres. Sin bibliotecas ni compañeros ilustrados con los que hablar, sólo reconcentraba mi amargura. Trabajar en un hotel de la costa es vivir limpiando los restos de fiestas y coitos, sin poder participar, asqueado.
En España hay dos clases sociales: los que se divierten y los que limpian la mierda de los que se divierten.
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0 respuestas a «No hay palmeras en la ventilla, 6»
Pues macho, hay que ser muy manta para no ligar trabajando de camarero en un hotel en la costa en temporada alta. Pero que muy manta. Las mujeres hoy ganan su propia pasta, deja de echarle la culpa de tus males al dinero. ¿No será que las espantas con tu cara de amargado resentido?
¡Bien por «Camarero»! Él sabe de qué va la vida.
A ver Juan: no solo en España se dibujan las clases sociales,habrá siempre quien ensucie y otros que limpien,no es precisamente el oficio de «camarero» el que se gana las orgías y el que limpia «la mierda» del otro.Es solo elegir la vereda donde estar.Ante la náusea, un buen vómito y de nuevo a «comer» el banquete de la dignidad.Esta es una buena opción.Susana (una mujer argentina).