por Inés Zarza
Ilustración de Muyi Neira
“Te odio, eres la peor madre del mundo”. Y con estas palabras me acosté. Triste, cansada y con el regusto de lo repetido en estos últimos meses de discusiones y broncas. El día de tu 13 cumpleaños me había levantado a las seis de la mañana para prepararte un súper desayuno y darte unos regalos que lograron esquivar, previo cruce de dedos y rezo del mantra de los imposibles, la realidad de una tarjeta Visa explosionada. Había preparado la comida para seis de tus amigos, los de máximo flequillo y hediondos pies. Te financié la invitación para cenar pizza al resto de la tropa. Y había rechazado un trabajo en Roma para verte traspasar el umbral hacia la adolescencia y ver si te podía dar, por fin, un largo beso de madre oso.
Pero hijo, por más que me duelan tus palabras, por mucho que revolotee en mí la culpabilidad de madre soltera trabajadora y despistada, por más que lo intente todo de nuevo cada mañana, hay algunas cosas que debes saber. Pena que coincidamos los dos en sendas crisis existenciales, tú la de los 13, yo la de los 42. Pero las cosas son así y yo, aparte de tu madre, también soy una persona.
Esta es mi casa. No me importa caerte bien o mal, lo cierto es que tú tampoco me resultas especialmente simpático esta temporada. Eres vociferante, engreído, mentiroso compulsivo y desordenado. Pero, independientemente de la química, tenemos que convivir. Esto no es una democracia. Es un barco y yo soy el capitán. No soy perfecta, ni quiero serlo. Hay unas normas básicas que debes respetar. La maternidad no es una maldición. No tengo por qué aguantar determinadas cosas. Y no lo haré.
Te propongo un pacto de no agresión y convivencia.
Paso por que me pongas el último disco de ACDC y me digas “Mira vieja, esto no había en tu época”. Resisto la tentación de decirte que a estas alturas del partido, los miembros de esta banda ya se habrán metido tanto botox como metadona. Paso por que hayas desaparecido de mi monedero las monedas de dos euros. Paso por que me digas que todos los paquetes de tabaco que encuentro en tu mochila son de fulanito de tal. A tu edad yo también me iniciaba en casi todo lo que se puede fumar en esta tierra. Allá tú, fumar es una adicción realmente diabólica. Paso por todas las llamadas gitanas que me haces al móvil, cuando soy yo quien ha pagado el recargo de tu tarjeta. Incluso por poner cara de crédula ante las ocho abuelas que se le han muerto en este año a tu profesora de euskera. Paso por que metas siempre un solo calcetín en la lavadora. Aunque no lo pueda entender. ¿Dónde guardas los desparejados? Mejor no saberlo.
Pero hasta aquí.
Te quiero. Pero el amor no es suficiente para convivir. Sé que estás en un momento de preguntas y zozobras. Y que tienes la hormona descontrolada. Todo eso lo sé y más o menos lo recuerdo. Aunque te parezca imposible, hijo, yo también fui una adolescente; gótica, caótica y peripatética. No tan lejos de la mujer que hoy llora a Antonio Vega.
No te voy a tolerar más faltas de respeto; que vuelvas a romper de una patada la mampara del cuarto de baño, que me insultes, que ignores que los interruptores tienen función de apagado, que esperes que te sirva la cena ynomedeslasgracias, que pienses que soy un cajero automático, que me eches la culpa de tus fracasos, que me grites, que me amenaces con irte de casa (empieza a resultar demasiado tentador).
Yo cumpliré mi parte. Seguiré levantándome cada mañana, como una madre recién estrenada. No interrumpiré tus conversaciones telefónicas, ni cotillearé el twenty, aprenderé a escuchar todas tus peroratas e intentaré ignorar a la madre en mí que echa de menos al niño delicioso que fuiste hasta antes de ayer. Pero tú, a cambio, tendrás que ponerte las pilas; sacar el curso, dejar de mentirme, mentirte, mentirnos. Y respetar las escasas normas de convivencia que hace años asumí como guía de navegación.
El mar tiene sus peligros y sus misterios. Puedo regalarte la mejor brújula, con GPS, bluetooth e incluso carta blanca a itunes store. Pero el viaje es tuyo. Esa es la gran y única verdad que puedo compartirte. Estamos solos. La vida es un trayecto incierto hacia un rumbo desconocido. Fija bien tus coordenadas. Habrá días en que sólo la disciplina, esa palabra tan denostada hoy en día, logrará sacarte de la cama. Y la disciplina se aprende, se practica se mejora. En eso, sí puedo ayudarte porque ya he navegado unas cuantas tormentas.
Buena suerte, hijo.
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0 respuestas a «Carta abierta a un hijo de 13 años»
Querida Inés, ya sabes que somos compañeras en la distancia de «bregamientos» varios: con los hijos desde luego. A mí me gustaría que , si alguien tiene la receta mágica, me diga dónde encontrar las energías que a veces me faltan. Somos unas vikingas pero también somos humanas, efectivamente. bss,xxx «Cansada pero con la barbilla alta».
Inés, qué bien te comprendo!!!! Y a mí me tocó con cuatro, de diferentes sexos, y un marido insufrible. Me alegro de haber superado el temporal, aunque a veces eche de menos a aquellos niños que me querían tanto, y creían que yo lo sabía todo.
Pero aanímate. Sé que lo estás haciendo lo mejor que puedes (no se puede pedir más) y que el enano crecerá y volverá a pensar que no estás tan mal…
Un beso muy fuerte!!
PD: y voy a mandarle ahora mismo el artículo a mi hija mayor, que está en medio del torbellino… ycon dos angelitos.
Otro gran artículo, ines, lleno de sensibilidad y honestidad. Me has vuelto a emocionar. Un abrazo para tí, y otro para ese adolescente rebelde, inquieto e inteligente. Os quiero.
Yo diría que tu hijo no te estaba pidiendo desayunos en la cama sino que le dieras caña. Y diría que le hace falta, que se muere, por una buena mano de hostias.
Y sobre todo, cuando puedas, haz algo con él.
No para él.
Dicho con todo respeto y admiración por tu carta, que estoy seguro de que va a correr las cuatro esquinas de la internete
A esa edad no necesitan mimos- que a veces las madres nos empeñamos en seguir haciendo carantoñas de bebés a tíos que se matan a pajas-. Necesitan, como muy bien hemos hablado alguna vez, disciplina, disciplina, disciplina.
Nada de negociaciones. Es necesario que entiendan que donde hay patrón no manda marinero.
Porque, además, lo necesitan.
Tengo uno de 15 y una 13.
Recomiendo recurrir a una frase comodín con la que ellos sepan que tienen la puerta de la negociación cerrada.
En mi caso, cuando se ponen pesados con «¿y por qué no me dejas? Pues a Fulanita la dejan, a todos mis amigos les dejan, ¿por qué tú no me dejas?», siempre doy la misma respuesta: «Porque soy MUY MALA». Es una cuestión de semiótica: entienden que el «soy muy mala» es como el «The end» de las películas.
Que no te dé miedo que te diga que eres la peor madre del mundo. Que no te afecte, Inés, no me jodas. Eso va en el pack de la maternidad. Mi hija, cuando se enfada me dice: ¡Te odio!, y yo le sonrío y le digo: «a tu edad, lo suyo es que me odies». La verdad es que no ha demostrado ser capaz de odiarme más de diez o quince minutos.
Y sobre todo, nada de remordimientos de conciencia.
Ines, con tus reflexiones hechas con letras tan bien redondeadas, además de ayudarme a vaciar mi lacrimal, has dado un empujón a mi autoestima.
Es difícil el ser madre, pero siento que casi todas lo hacemos muy bien. Se puede decir que cuesta lo que valen ellos: ¡TODO!
Me ha encantado.
Qué texto más bonito, Inés. Y qué sincero. Te ha tocado estar en ese lado, como antes te tocó estar en el lado de los 13 ¡¡¡y de los que están por llegar!!! (¿no te acuerdas de tus 16? ¿Y de tus 18? ¿y cómo los sentían tus padres?).
DISCIPLINA.
Enséñale disciplina, es uno de los mayores tesoros que podemos enseñarles a nuestros hijos. Es una de las herramientas imprescindibles en el manejo del individuo; con uno mismo y con el resto del mundo.
Los Gps, ipods, tls móviles, wifis, nintendos, bla, bla, bla, se quedan obsoletos echando hostias. Valen una pasta que no se amortiza.
La disciplina sí. Es una de las varitas.
Esto es algo que siempre tendré que agradecer a mis padres. Te lo dice la que fue una hija bien rebelde y controvertida. Te lo dice la que es una madre (biológica y adoptiva) también de adolescentes.
De no haber sido por la disciplina que me enseñaron mis padres, hoy yo no estaría escribiendo ésto. Hoy yo no estaría.
Somos padres, Inés, padres, no amigos de nuestros hijos.
Disciplina y mucho coraje.
Ah, esta frase me constantemente me repetían me sirvió mucho: «Estas son las normas y las cosas son así. Si no te interesa, cuando seas mayor de edad te largas, mientras tanto en esta casa cada uno tiene su obligación».
Este mensaje al hijo es signo de buena salud. Buena salud de la madre, del hijo, de la autora y de la vida que llevan. Progresan adecuadamente… Todo en orden… El reencuentro dentro de unos años será fantástico, rico, rico. ¡Se van a reir, ay cuánto se van a reir recordando! En cuanto al texto, rezuma honestidad y viveza; tiene el ritmo de la autenticidad, está bien hilado y esto se agradece ya que por desgracia es norma mentir cuando se escribe al hijo.
He aqui una madre henchida de orgullo y amor: su hijo es normal, normalmente mal educado, normalmente amado, normalmente vivo. ¿Qué más se puede pedir? ¡Que le dure la infancia y que ella siga contándola asi!
Inés:
Creo que te comprendo, pero todo lo que cuentas pasa con el primero el tercero ya tiene todo aprendido y lo que tú piensas que te va a servir es inútil.
No te servire de consuelo pero yo tengo tres metidos en ese momento y para colmo no tengo los 42 pero si los 45 y aunque se que estoy perfecta me lo tengo que repetir cada hora.
Un beso todo pasa
¡¡Soberbio Inés!!
Yo también tengo una hija de 13 años y no sabes cuánto empatizo contigo.
Creo que para poder llegar hasta ellos hay que dar con la combinación exacta de altas dosis de disciplina, junto con altas dosis de comprensión y cariño.
No sabía que l@s progres de hoy tuvieran actitudes tan ¿reaccionarias» -por no decir lo de la mano en alto… (y no precisamente cerrada). Creía que estábais en contra de cualquier avasallamiento de los derechos humanos… pero, ya veo que, si se trata de MÍ hij@, ya se trata de otra cosa: ostias, ostias, ostias… es lo que se merece… Así de simple y así de des-humano…
Vaya, vaya, vaya… normal, pues que prefiráis a un «ejército…», aunque se llame «del amor…», y tengais una ¿comandante suprema?: distint@s perr@s con el mismo collar… ¡¡heil hitler…!!.
¿Os suena Neil -Summerhill; El placer corporal y el origen de la violencia; Por tu propio bien, de Alice Miller; Poner límites o informar de los límites, Casilda Rodrigáñez…, por ejemplo?.
Menos mal que «el cambio» a un nuevo paradigma social, más equilibrado y nada patriarcal, se dice, se supone, que vendrá de las manos de las mujeres…, pero seguro que no patriarcales como la mayoría de quienes tienen la DISCIPLINA -que habría que saber a qué se están refiriendo realmente- como algo de lo más ¿COMUNISTA o su otra vertiente más extremista justamente al otro lado…?.
Desde luego, con este artículo, y con la mayoría de las respuestas que habéis dado, ya no hace falta que me digáis cuáles son vuestr@s verdaderos intereses patriarcales.
Os dejo otro detallito, esta vez, de la Polla Records:
Vuestra Maldición:
Acostumbráis a los críos a obedeceros,
manipuláis su educación para conseguir
que siga esta demencia y los dejáis preparaos
Para que sigan teniendo vuestros mismos errores.
Esa es vuestra maldición,
Violencia, maldición.
Esa es vuestra miseria.
O quizás, para que os riáis, os gustará más la canción de ALMODÓVAR & Mc NAMARA, cuando cantaban eso de… VOY a SER MAMÁ:
«Si.Voy a ser mamá, voy a tener un bebé
para jugar con él, para explotarlo bien.
Voy a ser mamá, voy a tener un bebé
lo vestiré de mujer, lo incrustaré en la pared.
Le llamaré Lucifer
Le enseñaré a levitar,
le enseñaré a vivir de la prostitución,
le enseñaré a matar.
Si.
Voy a ser mamá.
Si.
Voy a ser mamá.
No quiero abortar,
rechazo la espiral,
tiene derecho a vivir.
Le llamaré Lucifer
Le enseñaré a levitar,
le enseñaré a vivir de la prostitución,
le enseñaré a matar.
Si.
Voy a ser mamá…./ »
Desde luego, con Madres y Padres como los que parece que aquí escriben,
no me extraña nada que se siga pensando en ser GOBERNADOS y que las injusticias se crean que es la hacen l@s demás, no nosotr@s mism@s.
«Delante de tus ojos, rojo;
detrás de ellos, negro»:
y está claro que esta oscuridad,
nos deja cieg@s para siempre.
Saludos y espero, que seáis más acertad@s las próximas veces y no se tomen tan a la ligera las relaciones con l@s demás, ¡¡incluso las que tenemos con nuestr@s propios hij@s!!.
En primer lugar ¿quién te ha dicho que seamos «progres»? Somos gente que trata de sacar a sus hijos adelante, y cada uno tiene una ideología distinta. Que eso es lo que realmente os fastidia a los que os creéis en poder de la verdad absoluta.
Inés y yo (no conozco al resto de la gente que ha opinado), sacamos adelante a nuestros hijos solas, sin hombres. Es decir, cuando nos acusas de patriarcales, te equivocas de cabo a rabo: somos matriarcas. A ver si no confundimos términos tan opuestos. (Claro que si tu referente cultural es el gran pensador y celebérrimo padre de familia Fabio Mc Namara, no es extraño que confundas el tocino con la velocidad).
Pero claro, tú no debes tener hijos (si los tuvieras, no dirías esa sarta de gilipolleces) No sabes de lo que hablas. Tan progre como los curas, que hacen votos de castidad y pontifican sobre sexo.
Yo espero que nuestros artículos sigan disgustándote y que sigamos pareciéndote reaccionarios. No escribimos para buscar tu aprobación, ni para que los «progres» (ni los fachas, igual me da un grupo que otro) nos den palmaditas en la espalda. Cuando quieras, me mandas un artículo sobre cómo educas tú a los hijos que, a buen seguro, no tienes.
Viví la adolescencia de 4 hijas.Tratamos de bancarnos juntas lo mejor posible.Etapa difícil vaya vaya!!!del art. y de los comentarios siempre quedan pensamientos dando vueltas. Lo que voy a hacer de inmediato es mandárselos a una de mis hijas que lucha con tres,lo mejor que puede….y como le cuesta!!!!!!!! Susana (una mujer argentina)
Bueno a mi me parece que está bien discrepar, para eso se escriben los artículos para establecer un diálogo y ver las distintas posibilidades. me temo que en tu artículo Kostas te has limitado al a crítica pero no ofreces una alternativa.
Tengo poco de patriarcal y tampoco demasiado de matrialcal, lo único que revindico en mi artículo es el derecho a ser una persona, afortunadamente esta palabra todavía no necesita arroba.
Ya que se polemiza con la palabra disciplina, veamos:
– DISCIPLINA: Doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral.
– Doctrina: Enseñanza que se da para instrucción de alguien.
– Instrucción: Acción de instruir.
– Instruir: ENSEÑAR.
De la RAE, organismo quizás demasiado subversivo para algunos.
Y sin ningún afán de disciplinar.
kostas, te equivocas. Efectivamente, no creo que tengas hijos. Si los tuvieras, hubieras comprendido tanto el artículo de ines, como los comentarios al mismo. No nos juzgues. Dejate de rancias palabras. Solo somos padres y madres que sacamos adelante a nuestros hijos lo mejor que sabemos.
Tu carta es emocionante Inés, gracias por compartirla. Me ha hecho llorar. Ser madre es tremendo. Te hace crecer, ser mejor persona, aprender un montón y llorar a mares. Nuestros hijos nos enseñan un montón de cosas y nos dan la oportunidad de guiarles en su aprendizaje. Ellos no están para comprendernos. Pero pueden recordarnos que ante todo nos debemos a nosotros mismos un respeto y que es nuestro deber hacérselo notar cuando intentan abusar de nosotros. Que es su tendencia porque ellos siempre quieren +. Dan por hecho que todo les corresponde porque «ellos lo valen» (pero no se sabe que han hecho para valerlo). Y no creo que les ayudemos poniéndoselo todo fácil de paso que quedamos exhaustas. Para que lleguen a la conclusión de que no hemos estado a la altura de lo que necesitaban (básicamente que marquemos un camino aunque solo sea para revelarse y marcharse x el camino contrario).
Procura que no te afcete demasido q tu hijo te diga q eres la peor madre del mundo. Ni se ha parado a pensar lo que dice, no creo q en realidad lo piense, y estoy casi segura de que lo hace solo para presionarte. Y creo que es mejor para ambos que te mantengas fuerte y no cedas al pressing. Aunque yo no tengo experiencia de momento, el mío solo tiene 8 años 😉
Gracias por tu carta. Me ha encantado y emocionado….a mi pronto me tocará lidiar con dos adolescentes del sexo femenino. Me queda un telediario ya que ahora mis fierecillas tienes 6 y 9 años….
ANIMO INÉS.
Besos,
Amaia R.
Kostas,
como te gusta la música te escribo la letra de otra canción. También muy actual, como las que has escrito tü:
«Con las BOMBAS que tiran los FANFARRONES, se hacen las andaluzas tirabuzones».
Por cierto, ¿Le pasas PELAS a tu EX para la manutención física de la criatura, o «comer» es reaccionario y matriarcal?
Salut bai Agur.
sois todos una banda de pateticos. Y padres muy malos …. lo que hay que oir. Y no os molesteis en criticarme todos porque este blog no lo volvere a abrir que sino vomitare.
Ay, Marta… somos muy malos…¡¡¡somos malos malísimos, los más malos! «Somos malos, mala sombra, somos malos de verdad»
Por cierto, ¿sabes que el «bien» y el «mal» son conceptos pequeñoburgueses que surgieron en el S IXX, cuándo apareció la corriente romántica?
Y en ocasiones vomitar es muy sano. En ocasiones. Como comer, defecar, miccionar, eyacular, eructar, llorar…
Salud para disfrutar.
Permiso…voy a entrar pidiendo permiso, porque así me han enseñado cuando entro a un sitio que nunca estuve.
Yo también tengo un hijo de esa edad y otros mas, por supuesto (para mi, claro) pienso que cuando ellos nacen, no vienen con un manual de instrucciones debajo del brazo, nosotros como padres intentamos educarlos, enseñarles descartando lo malo de nuestros padres, aquellas cosas que recordamos que tanto mal nos han hecho o simplemente el no haberlos tenido…
Intentamos llevarlos por la vida con lo bueno y malo de lo que nosotros hemos aprendido, y si miramos nuestras vidas en donde quizás no sepamos ser felices, es imposible enseñarles como nos gustaría que fuesen, porque les enseñamos con lo que nosotros somos ahora, con nuestros fracasos, nuestra alegrías y estoy seguro que ellos no tienen la culpa de nosotros ,los adultos con los que conviven, ninguno de los míos me pidió traerlos al mundo, fue una decisión mía el hacerlos, esa responsabilidad de traerlos ,en ese momento no me imaginaba lo que pasaría con los años, ahora entiendo a mis padres, porque me decían tal o cual cosa, ahora entiendo lo que les pasa a mis hijos en concreto al que tiene la edad del tuyo, creo que he dejado que la vida suceda, no he hecho como padre que lo que debería haber hecho, es fácil asumir el fracaso como padre desde unas líneas ,pero asumirlo es más difícil todavía, en mi caso lo asumo, pero no lo demuestro, siguen pasando los días y ellos me ganan terreno, hasta que me pisan el zapato, ahí es donde saltamos o mejor dicho salto y freno en seco la embestida, dura solo quince minutos el orden, pero suficiente para saber ellos quien manda bajo mi techo.
Nosotros nacemos programados para ser felices, sin embargo nos pasamos la vida simulando serlo…. Y eso les pasa a ellos tambien, por no tener nosotros el coraje que hay que tener para ser felices les pasamos nuestras paternidad pasota, se crían con ello, como pueden respetar a alguien que no tenga el coraje de ser feliz?
Asumir mi fracaso como padre hacia ellos, es un buen principio, creo.
Ahora me voy, tengo que ir a buscarlos a la estación del metro, está lloviendo y no quiero que se moje, seguiré siendo el rehén de mis hijos, creo que he desarrollado el síndrome de Estocolmo, porque da igual como sean…. No puedo vivir sin ellos.
gracias White bay, por tu comentario, yo también ahora salgo a buscarlo en pleno chirimiri porque, de nuevo, ha perdido el autobus