por Tímido Celador
Está sentado a lo indio en el centro de su cama recién hecha. Lleva una amplia camisola de seda o raso color chicle de fresa ácida, y unos pantalones de una tela vaporosa y suave que, a pesar de que parecen muy anchos, le marcan de manera insoslayable los grandes genitales.
El Guru nunca lleva ropa interior.
Y, aunque estoy acostumbrado a verle en pelotas- anda desnudo en cuanto tiene la más mínima ocasión-, hoy no he podido evitar mirar su centro de gravedad más tiempo del aconsejable.
Y me ha sonreído con mirada de sátiro.
– ¿Está ahí todo el secreto?
Me he sorprendido a mí mismo haciendo esa pregunta. Por regla general, soy un tipo discreto y pacato que evita hablar de sexo. Supongo que el hecho de que él viva aquí y yo me quite la bata blanca al final de la jornada para volver al mundo real, me ha hecho sentirme seguro.
– Dios les ha puesto a ellas eso en medio para que nosotros le pongamos remedio- me contesta cogiéndose el paquete de manera muy ilustrativa.
– ¿Así de fácil?
– Así de fácil. Pareces un chico inteligente y no eres mal parecido. ¿Te gustaría aprender?
– Sí.
Sí.
Sí.
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