Caían los primeros copos cuando abrió la ducha.
Ahora, cuando su piel todavía arde envuelta en la toalla, la nieve silencia la calle.
Las palomas están en las últimas ramas del álamo, con el pico metido en el pecho inflado. Ni rastro de las ardillas.
La Naturaleza manda, se dice desenredándose el pelo con los dedos.
Había previsto pasar toda la mañana haciendo gestiones, pero éstas tendrán que esperar.
Si la cosa para, podrá hacerlas por la tarde, antes de ir a dar clase. Si no para, todo el mundo estará bloqueado, así que ¿para qué preocuparse? Aprovechará para adelantar con los trabajos que ha de entregar a fin de mes.
También había planeado hacer la compra del mes, el frigorífico familiar parece el de un soltero. Saldrá dentro de un rato a avituallarse de lo imprescindible, cuando haya más nieve y pueda disfrutar del crujido con el que se comprimirá bajo sus pasos. Del lujo de ser dueña de su tiempo.