(Cayetana Álvarez de Toledo)
Miguel Pérez de Lema
Los políticos no lo van reconocer nunca, y está mal visto decirlo, pero ante unas elecciones de resultado incierto, casi siempre gana el candidato más atractivo. Los partidos niegan esta evidencia y juegan a usarla y esconderla al mismo tiempo. La política es, esencialmente, el juego de esconder lo evidente y sacar provecho de ello al mismo tiempo.
En los últimos años los partidos, especialmente en España -esta colonia experimental de lo nuevo- han abierto a fondo el melón de la paridad. Y han llegado como nunca las mujeres al poder, a las ejecutivas, a los ministerios, en mitad de un ambiente extraño en el que nadie osaría de hablar de erótica del poder mientras nos colocamos a tope con su aroma y su feromona.
Como si la erótica del poder se hubiera acabado en Suárez. Pues, qué quieren, si había señoras que llegaban al colegio electoral pidiendo «la papeleta de Suárez» yo creo que hay muchos millones de hombres a los que la ideologías les cogen de través, pero la sibilina y machacona presencia de unas piernas torneadas sobre unos tacones de vértigo, labios gloss y una sonrisa con fundas, acaban por hacerles mella.
Por supuesto, se trata de seducir pero sin que se note, y sin llegar nunca a lo vulgar. En ningún lugar -excepto en Italia- quiere nadie una porno diputada. Somos gente civilizada. Lo que nos va es esto de la seducción sutil, el acaso, el mírame y no me toques.
Pero a veces se produce ese mínimo descuido del estilista, un golpe de aire sobre una falda, un gesto un poco asilvestrado, una imagen de juventud, y el montaje del equilibrio matemático sí pero no, se desliza un centímetro sobre la raya de lo sublimemente insinuante, para pasarse a lo carnal carnal. Y es excitante y moralmente aleccionador y revelador.
De lo apolíneo a lo dionisíaco, one more time.
No sé si me explico.
(Rachida Dati)
(Dolores de Cospedal y Soraya Saenz de Santamaría)
(Cristina Fernandez de Kirchner)
(Sarah Palin)
(Carme Chacón)
0 respuestas a «El poder de la erótica»
Te explicas perfectamente. Pero podrías haber puesto alguna foto de algún político también. Por ejemplo de Sarkozy. Me pone, aunque no comparto muchas de sus ideas. Me gusta cuando lo veo con las mangas de la camisa arremangadas, los brazos desnudos…
Me alegra saber que no soy la única a la que le pone Sarko con esas maneras de gallito de corral. Francia suele dar políticos bastante atractivos, comparemos al inefable y guapísimo Dominique de Villepin con nuestro Moratinos, por ejemplo.
El escote de la Merkel me ha dejado, como diría Sara Montiel, a-no-na-da-da. Un amigo psicólogo me explicó que a los hombres les gustan las tetas grandes porque, en la época de las cavernas eran garantía de comida y que, inconscientemente se asocian con el poder de dar o quitar la vida: a ti te doy de mamar, a ti no. Los alemanes deben sentirse muy seguros con una presidenta tan bien dotada.
La decisión de Merkel de llevar ese escote a la ópera, en mi opinión, es una gloriosa forma de decir a las mujeres de mediana edad: las habrá más jóvenes que tú, las habrás mucho más guapas, pero nada gana a un buen par de tetas.
Úsalas y dí: estos son mis poderes.