Por Marisol Oviaño
Fotografía en contexto original: barcelocrew
Un año más, la Navidad lo está acechando a la vuelta de la esquina para vapulearlo con los villancicos, los buenos deseos, las festivas luces de colores, las familias arregladas para las cenas y comidas, la ilusión de los niños cargados de juguetes.
Un año más, la Navidad le recordará que ahora él está al otro lado de la raya (raya, línea, tiro, loncha…), y no habrá suficiente alcohol para curarse las heridas.
Volverán a abrirse las cicatrices de la época en que le hacía feliz envolver los juguetes de los niños, comerse los polvorones y beberse las copas que sus hijos habían preparado para los Reyes Magos, tirar al jardín el agua del cubo y dejarlo volcado, como prueba de que los camellos habían pasado por allí.
Ahora no hay dinero para regalos, no recuerda en qué parte del camino sus hijos quedaron atrás, tiene el teléfono apagado para no tener que escuchar la lastimera voz de su madre suplicándole que al menos pase la Nochebuena con ella.
Y los camellos sólo le buscan para que les pague lo que debe.
0 respuestas a «Navidades blancas»
Duras son estas pascuas, lo son..casi todos a estas edades, vamos perdiendoseres queridos por el camino..para mí , estas serán las mas tristes que pueda recordar,pues nunca más podré disfrutar de la compañía de la mujer que
me dio el ser. Aunque a la vez, puede que lo celebre con alegría pues ella así lo desearía y su recuerdo, me hara feliz.
No debemos de antemano pensar y prepararnos para los dolores y sufrimiento que la Navidad nos vaya a traer, no hagamos de ella un doloroso regalo y no contagiemos el ambiente..quedémonos con los mejores momentos , no solo
los Navideños que a veces no siempre lo son.
No nos castiguemos por su ausencia, por no seguir siendo felices con ellos, lo importante es que lo fuimos.. y por eso, nos duele.