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General Lecciones de la vida

Volver a la tribu, 2

por Marisol Oviaño
Fotografía en contexto original: myspace

Comienza la desbandada de padres separados que, con la crisis, se ven en la imposibilidad de apechugar con la pensión de alimentos de los hijos, el alquiler de su propia casa y, en muchas ocasiones, la parte de la hipoteca que les corresponde de la casa en la que viven los niños con su madre. Suma y dime cuánta gente gana eso.

Esta tarde estuve con uno de ellos mientras empaquetaba su vida: 1000 euros de pensión y 800 de alquiler. Éste al menos no carga con una hipoteca, y aún así, está dispuesto a salir corriendo porque las deudas le devoran: tiene una pequeña empresa y nadie le paga, pero Hacienda, la Seguridad Social y los bancos no tienen compasión. Me hablaba con cierta rabia de que antes uno mantenía a una familia porque tenía la seguridad de que le mantendrían a él de viejo, pero que ahora sabes que morirás solo como un perro.

Las mujeres separadas no están mucho mejor: las casas son ahora mismo invendibles y además de cargar con la misma parte de hipoteca que el ex, cargan con el cuidado de los hijos- tarea casi imposible si son demasiado pequeños y ellas trabajan fuera de casa con uno de esos horarios incompatibles con la vida familiar-. No tienen que pagar un alquiler, cierto. Pero en la gran mayoría de los casos ganan menos que los padres: ellas no tienen tanta disponibilidad para viajar o para ir a cenar con los clientes. Ellas no pueden salir corriendo cuando la cosa se ponga fea. Ellas y sus hijos estarán allí cuando llegue la policía judicial con la orden de embargo.

Y yo comprendo a mi amigo, le quiero con locura y entiendo su situación.
Y compadezco a su mujer- a la que no conozco-, porque sé lo que es que el padre de tus hijos se esfume y tener que apechugar con todo.

Si estabas pensando separarte, será mejor que lo dejes para dentro de unos añitos.
Se van a volver a poner de moda los matrimonios para toda la vida, esos en los que cada uno pasa cuarenta o cincuenta años deseando la muerte del otro. A veces, como el de mis padres, la cosa sale bien y mueres rodeado de tus seres queridos.

– Bueno ¿pero no decías que íbamos a montar una comuna?- le he dicho.
– Venga.

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En algunos países- como Australia- las mujeres separadas con hijos y madres solteras, tienen subsidios gubernamentales, se les rebaja la factura del gas electricidad y se les ayuda con el alquiler de la casa y si no tienen vivienda, se les consigue una. A él, se
le obliga a pasar la manutención de los hijos y si no es así , le busca la policía estatal, y si por casual no trabaja, se le busca empleo. De esta manera, no hay problemas a la hora de separarse, ellas están protegidas y no te cuento los cachorros, ellos son intocables. Esta, es una medida lógica y a considerar por todos los gobiernos pues de esta manera, se evitarían tantas desgracias pues, aquí , en España y en tantos otros países, la ley de divorcio es tan injusta y especialmente para el hombre y, que ellos se vean debajo de un puente habiendo trabajado y aportado todo su sudor y esfuerzo en formar un hogar-ellas también- y que al final ellos se encuentren en la calle y en
la miseria, y que ellas, se queden en la casa y con todos los beneficios- aunque se hagan cargo de los hijos- no me parece nada justo. Yo soy divorciada, pago yo sola mi hipoteca, mantengo yo sola a mi hijo y, por supuesto no me sobra ni un duro a fin de mes pero, al menos sé, que por yo haber re-hipotecado mi casa para que él se pudiese comprar la suya, y yo estar un poco “menos bien” estoy muy satisfecha de saber que por esta acción, al menos él puede estar, “menos mal”. Creo justo repartir los bienes
que se hayan conseguido juntos y que después, cada uno se las ventile , como pueda… Por supuesto y ante todo, cada uno de ellos cumpliendo sus obligaciones como padres..

Tampoco a mí me pareció justo quedarme con todo: vendimos la casa y nos repartimos el dinero.(También tuve que terminar de pagarle el coche, que se quedó él) Eso no sirvió para que él viviera mejor: se lo gastó todo en cocaína y tiró su vida por la borda. Por supuesto, ni pasa pensión a sus hijos ni se encarga de ellos.

Pero al menos a mí me queda la tranquilidad de conciencia de saber que no he sido yo quien le ha buscado la ruina.

Tambien le pagué el coche… y, a menudo, le pongo un plato de comida. Efectivamente,mi «sacrificio» no hace que él viva mejor, pero como bien dices… yo no soy la causante de su ruina, y eso es importante para mí, y también para nuestro hijo.

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