por Pedro LLuch
Fotografía en contexto original: caleruega
Es día de sentarse con el balcón a la espalda y oír caer la lluvia tras los ventanales. Es tarde de té y de pies apoyados en la mesita frente al tresillo; es tarde de libro denso (pongamos por caso las Vidas paralelas de Plutarco, o los Tratados morales de Séneca). Un stick de incienso enmascara el humo del tabaco; como chincheteadas a la pared, casi desdibujadas, las notas de un piano (¿Satie, tal vez Fauré? ¿Las Variaciones Goldberg?). En la cocina se hornean unas manzanas que estarán listas para el postre de la cena.
Es tarde melancólica de echar de menos a quienes uno ha dicho amar, a quienes uno ha creído amar. Es tarde para soñar con el amor, con los amores. Tarde entera para desintegrarse en el laberinto de la soledad difícil, a veces imposible. Tarde de desconectar los móviles, de poner el ordenador off-line, de cerrar las puertas, clausurar el alma y preguntarse ¿Dónde estás? Tarde de tristeza que con la lluvia, a pesar de la lluvia, no mana. ¿Dónde estás? Y no saber contestar. Y perseveras en una insensata impavidez: sigues con Agesilao tras acabar con Craso.
Corazón recio, fósil, muerto.
Es tarde de acordarse de la felicidad, de echarla de menos. De valorarla y lamentarse de haberla perdido, cuando la abrazábamos, cuando entre los brazos se te daba, la acariciabas, la besabas; la que dejaste ir. Las que dejaste ir (a estas alturas, ¡ay!, han sido ya tantas).
Mañana escampará.
Y quedarán sembradas las semillas de la duda, que florecerán cuando amaine, embebidas de las horas de la desolación, herederas de la tribulación. ¿Es amor lo que sientes? Y peor aún: ¿puedes sentirlo?
¿A quién engañas, sino a ti mismo? ¿Por qué no lloras?
¿Por qué te lamentas? Porque me engaño; porque llueve; porque llueve y no lloro.
Mañana escampará. (O no.) Y caerá Licurgo. O no.
0 respuestas a «Tarde de lluvia»
Gota a gota… letra a letra.
Gota de llanto, de amor… de lluvia.
Letra de escritor, de dolor… de poeta.
Llora, llora la lluvia
y también el escritor,
con gotas de amor
y letras… de dolor.
Gota a gota… letra a letra.
Herido va el ciervo…, herido va; no hay duda.
Se ve el rastro de sangre entre las zarzas del monte,y, al saltar uno de esos lentiscos, han flaqueado sus piernas….
… una niña de cabellos dorados lo ha encontrado y a su casa ha llevado y con amor, al ciervo, ha curado.