Miguel Pérez de Lema
Siempre he sido determinista. Creo que la herencia genética, más el entorno familiar, más el enclave geográfico, más la coyuntura histórica, más todas las otras múltiples interferencias, cicatrices y arbitrarias galas o taras que nos adornan, dejan muy poco espacio a la iniciativa personal -y aun ésta estará condicionada por lo anterior-. Me parece que estamos programados para ser lo que somos hasta un punto que difícilmente somos capaces de reconocer.
Por supuesto, todos estamos preparados para atribuirnos nuestros éxitos y a exculparnos de nuestros fracasos. Pero en el fondo todos escuchamos esas campanillas a nuestro alrededor que nos guían inevitablemente, que nos hacen reconocer cuando un suceso está diseñado para nosotros. Sabemos cual es nuestro lugar entre todos los lugares, nuestra frase bien encajada entre las frases, nuestro gesto característico antes del mutis, y si nos salimos de todo ello nos sentimos un poco sonámbulos, un poco torpes como el que anda con los zapatos cambiados de pie.
Me parece, cada vez más intensa e indubitablemente, que Calderón y Cervantes y Quevedo expresaron el asunto del gran teatro del mundo no sólo como retórica barroca, o un juego de ingenio, sino como el reconocimiento de la más auténtica esencia de la vida.
Estoy, pues, convencido de que todos tenemos una máscara y estamos abocados a desarrollar un personaje.
El problema, tal vez, sea el tener el valor, la inteligencia y la humildad de reconocer cual es el nuestro.
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Y ahora la risión:
Un afortunado que tiene claro su papel en la comedia.
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0 respuestas a «El gran teatro del mundo»
huy, te veo cada vez más jodorowsky, Miguel. ¿Será la edad?
Yo siempre he sido determinista también. El problema Miguel es que valor, inteligencia y humildad son palabras mayores. Tener todo eso y en su justa medida para poder romper la máscara y salir de tu personaje no es cosa fácil, porque, como tu muy bien dices en tu artículo, estamos (casi) totalmente condicionados, y es muy cómodo que todo y todos sea, sean, seamos previsibles.
No nos dejan cambiar y no dejamos que los demás cambien. Las dos cosas implican un gran esfuerzo.
Y así seguimos, dale que dale, creyendo que vivimos un ensayo, y esperando al día del estreno.
Buen Blog éste, quizás puede se una vía. Me alegro de haberos conocido. Me voy a tomar una(s) cerveza(s) con unas amigas. Hablaré de vosotros.