por Pedro Lluch
Últimamente advierto un interés creciente en los grandes medios de EEUU en relación a la manera cómo está cambiando nuestra percepción del mundo a causa de las nuevas tecnologías de la información. La información está ahora disponible de una manera inimaginable; ni siquiera el gran futurólogo que fue Verne imaginó algo así. No es preciso disponer de un grueso diccionario sobre la mesa, todo el mundo, desde todo el mundo, puede acceder al DRAE aunque sea para, presuntamente, ejercer de escritor del siglo XIX. Y los lenguaraces (véase su segunda acepción en dicho DRAE) podemos acceder a un universo de conocimiento interminable que deja en mantillas a la biblioteca de Borges.
¡Ay de los que se ciñen a su sola lengua común! Para ellos será el averno de angostas tinieblas. ¡Niños, hijos míos!! ¡Aprended lenguas! Y usadlas. Así no cometeréis la tropelía de creer que sabéis mucho.
Recomiendo, pues, estos dos artículos: en The Atlantic y en el suplemento literario del New York Times .