Querido Miguel:
Te escribo desde el emparrado (de uvas ¡y kiwis!) de una casa en Lugo.
Aunque se supone que estoy de vacaciones, sé que el blog sin la mano de una mujer que lo adecente, se echa a perder. Estamos de suerte: hay módems para Internet portátil. Yo no tengo, pero ¿quién necesita tener un yate si tiene amigos ricos?
Me llegó al alma tu post de sin mujeres y sin cerveza. ¿Cómo no calculaste el tiempo que tarda en enfriarse una birra? Supongo que eso es lo que nos distingue a los hombres de las mujeres: yo siempre vigilo que haya mahous bien frías en el frigo.
Aquí bebo Estrella Galicia, me baño el mar y me pongo una chaquetita de lana para escribirte desde el emparrado, cuando todos duermen.
La pantalla está llena de polillas.
0 respuestas a «Postales para Miguel»
La terraza me recuerda a un jardín increíble que hay en un hotel de Santiago . He sentido un ligero frescor al verla. Gracias.
PD: Para jardín el del amigo con la Postliteratura. Estoy yo para teologías a estas alturas del termómetro.
(Miguel: perdona que os haya dado la tabarra. Si tú andabas con ley seca en tu nevera, no te cuento lo agobiado y aburrido que andaba yo en la quinta puñeta. Me aburría tanto que me dio por montar un cisco para entretener las idas y venidas a la nevera a buscar cervezas… ¿Te apetece una Estrella Damm?)