Por Adrián Herreros
Fotografía de Alex, la chapuza con el photoshop, de Adrián.
¿En qué momento surge una vocación?
En su casa siempre había una guitarra a mano, ya fuera española, acústica o eléctrica.
Pasó su primera infancia oyendo a su padre interpretar música de los Beatles, Police, Eric Clapton, los Rolling, The Jam, Lynyrd Skynyrd…
Aunque le regalaron una guitarra hace tiempo, no sintió el más mínimo interés por ella hasta que el matrimonio se disolvió y su padre, en represalia, comenzó a vivir de la noche a la mañana como si sus hijos no existieran. El joven protagonista de esta historia acababa de cumplir doce años, y el abandono paterno le provocó una angustia y una inseguridad difíciles de soportar por un adulto, una rabia que, de no encontrar salida, emponzoñaría su corazón para siempre.
Cuando comprendió que era inútil seguir esperando que el autor de sus días llamara alguna vez, pidió a su madre que le enseñara los acordes. Recibió tres clases con las nociones básicas, youtube y su capacidad para estar horas ensayando el mismo tema, han hecho el resto. Cada vez que voy a su casa me sorprenden sus avances, y hace poco me contó su sueño de llegar a ser un guitarrista de fama mundial.
– …y salir en la tele, que mis conciertos se anuncien hasta en el telediario. Para que mi padre se joda cada vez que me vea- me dijo sonriendo con picardía. El muy cabrito, aunque todavía no ha cumplido quince años, ya sabe que esa sonrisa le abrirá muchas puertas.
La historia del Arte está repleta de padres cobardes, cabrones o mezquinos, y encontré que la suya no era mala motivación: el odio se acabaría difuminando y la música le arroparía siempre.
La de “mi época” le parecía un rollo mientras apenas sabía tocar. Ahora bebe de los grandes: Beatles, Eric Clapton, Bob Marley… Escuchándole se diría que su padre ha vuelto a casa. Hace un par de meses le regalé un disco de The Police y desde entonces ha vivido obsesionado con ellos, en especial con la canción Message in a Bottle.
El sábado, dos de sus tíos le llevaron a su primer concierto. A ver a los Police en el Rock in Río.
Yo lo seguí por televisión. Y cuando arrancaron con Message in a Bottle, supe que Alex lo interpretaría como una señal en el camino y jamás olvidaría aquella noche.
Su cara se ilumina cuando habla de aquel momento como la de quien ha visto a Dios.
Esta tarde fui a su casa a trabajar con su madre, él estuvo tocando la guitarra en su cuarto durante más de cuatro horas.
Cuando se sentó a la mesa a cenar, me estuvo hablando de los ecos de Bob Marley que encuentra en las canciones de The Police, me sonrió y me dijo: No sólo voy a ser un guitarrista mundialmente famoso. Además me van a hacer Sir
(Nota: la reina nombró Sir a cada uno de los componentes de The Police)
[youtube http://www.youtube.com/watch?v=k5r5mAtAZrQ&hl=en&fs=1]
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«Bonita historia, real como mi vida misma. En los próximos capítulos el protagonista, cuando se disipe el odio, cuando baje el nivel de endorfinas adolescentes, cuando vea a sus pies el mar rojo de la industria discográfica, pondrá a prueba su fé en sí mismo y en su vocación. Mientras camina entre el sunami del desastre con rumbo a la tierra que se ha prometido, tendrá que estar muy seguro de cuál es realmente su sueño y el precio que está dispuesto a pagar por él. En esta travesía, la brújula es el sentimiento y el buen viento el pensamiento.Si se siente bién haciendo lo que hace, entre el canto de las sirenas, el hechizo de las brujas y el acecho de los monstruos, verá siempre destellar el faro de su Itaca. SI polariza hacia positivo la proa de su mente y suelta por la borda la sobrecarga del odio, conjurará a su favor las fuerzas del universo y verá su sueño realizado. Es muy probable que cuando ello ocurra, descubra que no era exactamente lo que soñó a los 16 años».
(Mensaje de un náufrago hallado en una botella de Vega Sicilia)
Bueno, supongo que la moraleja de esta historia es que lo importante es el viaje, que el chaval ha encontrado una manera de dar salida a su rabia. Tal vez cuando empiece a salir con chicas se le olviden sus ambiciones guitarriles, pero para entonces, el odio se habrá disipado. (Creo)